Si él era la noche, entonces Hermione era el día. Si él era la luna, ella era él sol. Hermione Granger era todo lo contrario a él, pero eso era justamente lo que a Harry más le gustaba. De hecho, ella le gustaba. Le gustaba mucho. Y Harry era un Potter. Todo lo que un Potter quería, lo obtenía. Su padre se los había dicho, James lo había creído (poniéndolo en práctica tratando de conquistar a Evans) y ahora él haría lo mismo. Por supuesto, no sería de maneras tan ridículas como James, pero lo haría: Enamoraría a Granger de cualquier manera, incluso si tenía que leer aburridos libros en la biblioteca para ello.
3 parts