A veces, los encuentros especiales pueden tener un impacto profundo en nuestras vidas, dejándonos con un deseo profundo de volver a experimentarlos. Eso le sucedió a un niño de entonces catorce años que sintiéndose querido por primera vez en su vida, mostraría una fijación mezclada el deseo de volver a ver esos ojos marrones y esa tierna sonrisa. Pero antes de que pudiera encontrarlo de nuevo, tendría que arreglar su vida. Sin importar lo difícil que fuera.