Nuevamente la mirada de Enzo estaba sobre mi espalda, ya ni siquiera podía hablar con Agustín sin voltear cada medio minuto solo para percatarme de que efectivamente, Enzo, me miraba con la peor cara de culo jamás registrada en la historia, así que sencillamente luego un par de minutos hablando con Agus me canse de voltear a verlo para ver si ya se le había pasado su ataque de celos, decidí relajarme un poco y entablar una conversación decente con el chico frente a mí.