Allí lo ves; él te saluda a lo lejos, de pies sobre una verde colina. Vestido en negro, de ojos raros, inquieto aunque estando quieto, y él, sabes, te pregunta, en una lejana voz que era por ello un susurro, y que aun así llega a tus oídos, esto "Hey, ¿quieres venir conmigo?"