Preparativos.

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Hoy tuve un sueño raro, en el todos eran espirales, y un sonido como de cuerno distorsionado llenaba el aire. Yo estaba allí, sobre una colina, viendo como a lo lejos cientos de miles de hombres cargaban, portando espadas, hachas, masas, cimitarras. Todo era blanco y negro, sin colores, todo me daba vueltas, y una voz me hablaba, aunque no entendía. Y lo supe, supe que la colina en la que observaba a esos cientos de miles de hombres ir al ataque, no pertenecía a mi ciudad de grandes murallas, y sin embargo, la reconocía y al mismo tiempo no.

Al despertar, me recibieron las campanas de la ciudad. Mi madre estaba asustada. Yo lo sabía, sabía que solo tocan las campanas más de cinco veces seguidas, cuando desde el aire los dragones atacan.

Pero todo terminó bien, no eran jinetes, mi ciudad no ardió. Solo eran dragones sin jinete, hermosos dragones salvajes que sobrevolaron la ciudad en bandada. Tenían miedo, huían como todos, de la muerte, de la guerra.

Papá no ha vuelto a casa, ya pasaron tres días.

En la Ciudad de Murallas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora