Éxtasis.

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Es muy linda. Delante de mí está ella, en un callejón. Es muy linda. Las pupilas de sus ojos son de un rosa claro, algo muy extraño. Y su cabello, su cabello es de un amarillo, suave, delicado, un cabello muy corto. Un gorro marrón lo lleva por encima. No veo sus orejas. Y su piel, es muy pálida, como la mía, ¿también es enfermiza? ¿También te sientes orgullosa de ser llamada vampira?

—Oye, ¿estás bien?

Su voz también es linda, muy dulce. Me sonrojo. Es cierto, lo recuerdo, paseaba por la plaza de la ciudad, en donde casi no había nadie, bajo la sombra de las grandes murallas lejos en los horizontes, cuando la vi, sola y nerviosa, como temiendo ser atrapada, caminando lejos del centro de la plaza como un ratón cauteloso cuando no quiere se visto. Llevaba un grueso abrigo muy limpio. Yo me acerqué y le hablé, creo que la asusté, dio un gracioso brinco, pero ella me respondió, temerosa. Luego hablamos, y hablamos mucho, y aquí estamos. Ella es muy agradable. Su sonrisa es como la de un ángel, porque, ¿así es como debería escuchar un ángel, verdad? Eso supongo.

—Sí, estoy bien —Respondo finalmente, tras largo silencio. Y me siento avergonzado de eso, lo lamento. ¿Me perdonas? Lo pienso, pero no lo digo, solo la veo. Uno de mis pies en el sucio suelo solo lo muevo en círculo.

—Está bien, y, eeeh, ¿y cómo te llamas? —Ella ahora sonríe, su sonrisa es tan cálida, de delgados labios rosas. Tiene pecas, ahora lo veo, en sus mejillas.

—Tyl —No, así no me llamo, te llamas Hastyel, pero todos te llaman Tyl.

Yo también sonrío. Mamá dice que eso es un poco raro en mí, sonreír. Creo que tiene razón.

—Oh, un gusto Tyl, yo soy Lucel —Y diciendo eso, con muchos ánimos, y aun sonriendo, me extiende su mano. ¿Qué hago? ¿La tomó también? Lo hago.

—Esperemos ser grandes amigos —Sigue sonriendo. ¿Se le llama ser risueño, no?—. Aunque, eeeh, ya me tendré que ir —Agrega, de pronto preocupada, de pronto triste. Decepcionada.

—Adiós —Le respondo a secas. Es una lastima, en realidad quería pasar mucho más tiempo junto a ella—. Hasta pronto.

—Hasta pronto —Entonces, así es que la veo dar la vuelva, así es como la veo salir hacia la luz. Y yo en la oscuridad me mantengo, aunque no por mucho, pues, la luz a la salida del callejón también la atravieso.

Y bajo el cielo celeste, bajo el sol, en la plaza, la veo alejarse, no se detiene, va de prisa. Se aleja.

Así es como nunca más la volví a ver.

En la Ciudad de Murallas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora