En las tierras fértiles de Mendoza, un equipo de científicos del INTA trabajaba incansablemente para desarrollar una variedad de romero que no solo destacara por su sabor, sino que también ofreciera beneficios significativos para la salud. Después de seis años de intensa investigación y selección, nació Criollo INTA, el primer cultivar de romero desarrollado en Argentina.