Antes de que su alma se desvaneciera en el vacío de los mundos, la Diosa del Destino le susurró su profecía: "Reencarnarás en el Reino de Yonghei, hogar de demonios, con un aspecto que irradiará poder y belleza, destacándote entre todos. Serás la última de una raza extinta, un legado de fuerza y misterio. Tu camino te llevará hacia el Dios Demonio, quien se verá atraído por tu presencia, y tu misión será desentrañar la oscuridad que habita en su despiadado corazón." Con esas palabras grabadas en su mente, Houyan despertó, sabiendo que su destino ya no estaba escrito por manos ajenas y que su vida y su misión, estarían únicamente en sus manos.