Desde pequeños, Jin Ling y Lan SiZhui habían sido la imagen del compromiso perfecto: el alfa y el omega de las dos familias más poderosas de la sociedad, destinados a casarse para asegurar alianzas y fortificar sus linajes. Sin embargo, la realidad era muy diferente. Ahora, años después, ambos estaban en la cúspide de sus vidas adultas. Jin Ling había crecido con una personalidad fuerte y terca, un alfa en todo el sentido de la palabra: atractivo, audaz, y decidido a trazar su propio camino. Por otro lado, Lan SiZhui era el ejemplo perfecto de lo que un omega debía ser: sereno, empático, y siempre dispuesto a cuidar de los demás. Su carácter era apacible, pero bajo esa calma se ocultaba una determinación silenciosa que solo aquellos más cercanos a él podían notar.