El sonido de las pisadas rápidas resonaba en el amplio pasillo del edificio donde Jin Ling vivía. Era una tarde cualquiera en la ciudad, pero para él, cada paso que daba sentía como si lo acercara más a una jaula invisible. El eco de las conversaciones de su familia, las expectativas, los murmullos sobre el futuro que debería seguir... todo lo envolvía como una red imposible de cortar.
Se detuvo frente al ventanal, observando la ciudad bulliciosa a sus pies. Los autos, las luces, la gente moviéndose en todas direcciones, todo continuaba su ritmo, mientras él sentía que estaba detenido en el tiempo. Desde niño, había sido el “príncipe” de la familia Jin, criado con el peso de su apellido. Desde que tenía memoria, su vida había estado planeada, cada uno de sus pasos fueron estrictamente pensados para no fracasar y una de esas decisiones había sido su compromiso con Lan SiZhui.
Jin Ling apretó la mandíbula al recordar aquel acuerdo. No había pedido casarse con nadie, y mucho menos con un omega al que veía sólo como un amigo. No es que odiara a SiZhui, de hecho, lo respetaba. ¿Cómo no hacerlo? SiZhui era el omega perfecto: siempre correcto, educado y con esa calma imperturbable que tanto lo irritaba a veces. Pero era precisamente esa perfección lo que lo empujaba a distanciarse aún más. Jin Ling no quería una vida predeterminada, no quería ser otro títere de las tradiciones familiares.
Sacudió la cabeza, como si intentara deshacerse de esos pensamientos. No importaba lo que pensara, no tenía opción. La presión de su familia, especialmente de su padre, lo empujaba constantemente a seguir el camino trazado. Él siempre le recordaba la importancia de las alianzas, de mantener el legado familiar intacto. Y para él, el matrimonio con Lan SiZhui era el paso obvio.
“Es una unión perfecta, Jin Ling. Los Lan son respetados, SiZhui es un omega de prestigio, y juntos podrán construir un futuro sólido para ambas empresas”, le repetía su padre cada vez que sacaba el tema. Pero, ¿qué futuro? ¿Uno en el que él no tenía voz? Apretó los puños, sintiendo la frustración arder en su pecho.
La relación que llevaba con SiZhui era cordial, una amistad que con el tiempo floreció, pero nada más. ¿Amor?, ¿cómo podría amar a alguien sólo porque se lo impusieron?
El reloj no para y con el los días y los años pasaron, estaba a punto de graduarse de la universidad y tomar el puesto como vicepresidente en la sociedad de LaLing y con ello, su boda con Lan perfección SiZhui. Justo en esos momentos, lo odiaba y se odiaba a si mismo por no tener valor para romper con el compromiso al que estaba atado.
Dos meses. Ese era el tiempo que quedaba hasta la boda.
Jin Ling se despertó esa mañana con una presión en el pecho que no había sentido antes. Las palabras de su padre resonaban en su cabeza como un eco incesante: “Todo está listo para la ceremonia. Ya no hay vuelta atrás, Jin Ling. Es lo mejor para ti y para la familia”.
Se quedó tumbado en la cama, mirando el techo de su habitación. La luz del sol se filtraba por las cortinas, pero a pesar de la calidez de la mañana, todo se sentía frío y distante. Dos meses hasta la boda. Dos meses para sellar un destino que nunca había elegido. Jin Ling sentía como si el tiempo se escapara como arena entre los dedos, sin que pudiera hacer nada para detenerlo.
Se levantó de golpe, casi como si intentara alejar esos pensamientos. Pero sabía que no podía escapar de la realidad. Había evitado hablar de la boda con SiZhui durante semanas, pero ya no tenía escapatoria.
Cuando llegó al comedor, su madre ya estaba allí, con su impecable apariencia y su aire siempre controlado. Apenas lo miró cuando se sentó a desayunar.
—Tenemos que hablar sobre los preparativos finales para la boda —dijo sin preámbulos, mientras consultaba una lista de detalles—. Los arreglos florales están confirmados, y la familia Lan ha acordado que el banquete se celebrará en su residencia. Todo está yendo según lo planeado.
Jin Ling asintió en silencio, sintiendo cómo cada palabra caía sobre él como una losa más de responsabilidad. Su padre levantó la mirada hacia él, notando su falta de entusiasmo.
—Sabes que esto es lo correcto, Jin Ling. Este matrimonio fortalecerá nuestra posición y... —su padre vaciló por un momento, con una expresión más suave—. Sé que puede ser difícil, pero SiZhui es un buen omega. Él te hará feliz, solo tienes que darle una oportunidad, así como se la dí a tu madre.
Jin Ling se tensó ante esas palabras. No era que SiZhui fuera el problema. En realidad, SiZhui era todo lo que cualquiera podría desear en un compañero, pero ese era precisamente el problema. La perfección de SiZhui solo le recordaba cuán imperfecta era la situación para él. ¿Cómo podía ser feliz en un matrimonio que se sentía como una obligación?
—Voy a salir —dijo Jin Ling abruptamente, levantándose de la mesa antes de que su madre pudiera decir algo más.
Salió de la casa y se dirigió a uno de sus lugares favoritos en la ciudad, un pequeño parque escondido entre los edificios altos. Allí, bajo la sombra de un gran árbol, se sentó en un banco, intentando ordenar sus pensamientos. Pero cuanto más lo intentaba, más agobiado se sentía.
El sonido de su teléfono vibrando lo sacó de sus pensamientos. Era SiZhui. Por un momento, pensó en no contestar, pero algo lo impulsó a hacerlo.
—¿Jin Ling? —la voz suave de SiZhui se escuchó al otro lado de la línea—. ¿Podemos hablar?, faltan sólo dos meses para la boda y aún hay algunas cosas que me gustaría elegir contigo. ¿Podemos vernos en la cafetería cerca de la universidad?
Jin Ling suspiró. No podía seguir evitándolo.
—Está bien —respondió, con la voz más apagada de lo que pretendía.
Holii, dejo este primer cap. Espero que les guste, será una historia corta de máximo 10 capítulos.
Gracias por leerme :3
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Todo lo que perdimos - LingZhui
Hayran KurguDesde pequeños, Jin Ling y Lan SiZhui habían sido la imagen del compromiso perfecto: el alfa y el omega de las dos familias más poderosas de la sociedad, destinados a casarse para asegurar alianzas y fortificar sus linajes. Sin embargo, la realidad...