Sasha pierde a su esposa en un trágico accidente. Incapaz de aceptar su muerte, se sumerge en un frágil mundo de recuerdos, tratando de recrear momentos pasados como si el tiempo pudiera retroceder. En su desesperación, la línea entre la realidad y la ilusión se desdibuja, y la obsesión por revivir cada instante con su amada se convierte en su refugio y, a la vez, en su prisión.