Desde niña,me perdía en crímenes que ocultaban verdades, romances que ardían en lo prohibido, y dramas que me enseñaban a sentir con intensidad. Hoy, como escritora, no busco retratar la realidad, sino transformarla. Cada historia que nace de mí es un portal hacia lo extraordinario, donde el realismo se mezcla con lo fantástico imponiéndose con fuerza emocional.  

Escribo para tocar mentes y corazones, para que quien me lea respire mis palabras como si fueran suyas, y se pierda en atmósferas densas, cargadas de deseo, tensión y belleza. No pretendo dar respuestas, sino sembrar preguntas, provocar sueños y dejar una huella que persista más allá del último punto. Porque para mí, un libro no se termina: se queda latiendo en quien lo ha vivido.