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La luz que se colaba por las cortinas fue lo que lo despertó, se talló sus ojos antes de poder abrirlos debido a que la luz lo encegueció un poco. Tardó unos segundos en darse cuenta de que no estaba en su habitación, volteó el rostro hacia su derecha y pudo notar una figura a su lado. Unos segundos después pudo distinguir quien era, era Tristan, estaba durmiendo con el.
Parecía que después del fallido almuerzo se habían quedado dormidos en su cama. No recordaba mucho después de la pelea con Lance y su charla con Mc Ford. Si recordaba el beso que le dio al mayor y cuando fueron a terminar el almuerzo, recordaba un cansancio tremendo después de todo el asunto con su compañero. También que su compañero de casa lo llamó para cenar pero el no pudo despertar.

Se sentó en la cama con cuidado de no despertar a su amigo, quitó un mechón de cabello de su cara y se levantó por fin de su letargo. Cuando fue a la cocina miró el reloj colgado en la pared, eran las siete de la mañana, incluso Lovey se encontraba dormida en la pequeña cama de su habitación. 

Sintió algo en su bolsillo, era su teléfono sonando, cuando lo tomó y vio la pantalla suspiró.
 
- Buenos días, Lance. – dijo al contestar.
 
- Hola, amigo, espero no haberte despertado.
 
- No, desperté hace unos minutos. – respondió con una voz de recién despertado.
 
- Escucha, Walt, quiero disculparme por lo de ayer. Se que te esforzaste por preparar todo y yo me comporté como un idiota.
 
- De verdad lo hiciste. – soltó una pequeña risa, del otro lado de la línea se escuchó una por parte del moreno.
 
- Si, perdón.
 
- Lance, ambos sabemos con quien deberías disculparte. – escuchó un profundo suspiro por parte del otro.
 
- Escucha, se que si, pero no puedo hacerlo. Ese hombre no me da confianza.
 
- Lance, vivo con él y nunca intentó hacerme daño. – le dijo mientras calentaba agua y buscaba una taza de los estantes de la cocina.
 
- Ya sé, pero alguien que fue malo siempre lo será, y siento que está buscando hacerte algo malo.
 
- ¿Algo malo? ¿A qué te refieres? – puso una mano en su cintura.
 
- Tu sabes, el te mira con esos ojos. Y solo parece interesado en ti, es raro.
 
- ¿Dices que es raro que alguien quiera ser mi amigo y no tuyo? ¿Eso dices?
 
- No, Walt, ahg. Por favor, sabes lo que quiero decir. – explicó con una pizca de desesperación en su voz.
 
- Si, ya se lo que dices, Lance. Siempre todos te están prestando atención a ti, todo siempre gira en torno a ti y parece que no puedes soportar que por una vez que a alguien no le caigas bien o que quiera ser mi amigo en lugar del tuyo.
 
Solo hubo silencio por parte del otro.
Walter dejó salir un pequeño resoplido por la nariz, de esos que haces cuando sabes que tienes razón.

- Eso pensé. – dijo con su voz algo quebrada antes de colgar la llamada y apagar su teléfono.
 
Dejó el aparato en la encimera y apoyó ambas manos en la misma con la cabeza gacha. Miró su reflejo en la taza humeante de té, este se dispersó debido a unas lágrimas que cayeron en el.

Se apresuró a limpiar sus ojos cuando escuchó pasos detrás de él, tomó fuerzas para voltear y ver a Tristan con un rostro preocupado detrás de él y para su sorpresa, con Lovey en su hombro. Esta voló hacia los brazos del chico cuando lo vio desanimado. Walter la tomó y la acarició sonriendo.
 
No fue necesario que el mayor preguntase nada, se puso a un lado del chico y lo abrazó del hombro. El otro no apartaba su mirada del suelo.

- ¿Puedo hacerle una pregunta?
 
- Claro, Walt. – el chico sorbió con la nariz.
 
- ¿Usted… me ama?
 
- Claro, eres un gran amigo y-
 
- No, me refiero, de una forma romántica. – lo miró a los ojos, estos estaban algo llorosos y esto rompió en corazón del pobre Tristan.
 
Tragó en seco.
 
- Si. Te amo, Walter.
El chico quedó en silencio un momento.

- ¿Fue porque salvé su vida? – Lovey voló hasta la sala de estar.
 
- Si te soy honesto, si. Al principio solo fue por eso, pero después me di cuenta la persona maravillosa que eres y que no podía vivir sin ti.
 
La mano derecha del hombre se deslizó hasta la del chico, el cual la tomó con gusto y luego le sonrió.
 
- Gracias, señor.

Stone cold... or notDonde viven las historias. Descúbrelo ahora