A Kiss full of hope.

25 2 0
                                    


3 años después muchas cosas habían pasado, era más madura, fuerte y segura de mí misma. Los ataques de disforia se habían disminuido y me sentía libre o al menos eso era lo que creía.

Me había forzado a amar, sin darme cuenta, sin preguntar, sin medir las consecuencias. No puedo negar que me sentía feliz, que me sentía cómoda, pero en el fondo me sentía insatisfecha.

Es lo que te toca, es lo que mereces y nadie más te dará más...

¿Era parte de crecer no? Ser una esposa devota, siempre había sido mi sueño, y ahora lo tenía entre mis manos. Pero ¿Por qué no me sentía plena? ¿Por qué la ansiedad seguía acechándome en las noches? ¿Por qué me sentía sola cuando mi cama siempre estaba llena?

El aislamiento solo hacía que estas preguntas golpearan mas fuerte mi cabeza, Mi pareja lo notaba, pero ninguna de las dos quería enfrentar a ese elefante rosa en la habitación. No era justo, merecía un amor sincero y yo no podía brindar eso.

El tiempo y las adversidades son un obstáculo difícil de cruzar para una relación cuando los involucrados no comparten sus sueños, cuando los involucrados no ven más allá de sus propios deseos.

Poco a poco lo inevitable se aproximaba...

Y en el campo de batalla me veía rodeada por tres flancos distintos.

Lavando los trastes pesaba; ¿Cómo sería caminar sola? ¿Cómo sería perseguir todos esos sueños que dejé en el pasado? ¿Cómo sería caminar de la mano una vez más? Espera... algo no estaba bien ahí.

Si, a pesar de la distancia, a pesar de lo poco que había construido, a pesar de vivir durante 3 años con quien pensaba pasar el resto de mi vida, los sentimientos que había negado y encapsulado seguían ahí.

Un tanque de petróleo listo para estallar a la menor chispa.

Era su turno de confesar sus sentimientos, era su turno de jugar su mano y dentro de la misma tenía la combinación perfecta entre, recuerdos, motivos y sentimientos para dar un ataque directo a mi vida.

Todo volvió a alinearse, una semana difícil comiendo una vez al día y analizando la comida por su rendimiento calórico – precio. Una invitación de mi hermano a pasar el fin de semana en casa después de un año de cruzar una palabra con mi madre, compromisos políticos – familiares que ponían en riesgo a nuestro entonces núcleo familiar.

La distancia se había acortado entre la dueña de las preciadas esmeraldas que no podía tener y yo, ahora una mujer, fuerte, con cicatrices de batalla y vida dentro de mi corazón.

Una salida para ponernos al corriente de lo que había pasado en nuestras vidas, bioseguridad por todos lados, una mañana, una mañana en que decidí ser la chica más linda de la ciudad. Cosa que había dejado de importarme hace años...

Creí que sería diferente, Creí que ambas estaríamos en contextos de vida totalmente distintos. Pero en estos tres años, ambas habíamos crecido, ambas habíamos madurado, pero en el fondo seguíamos siendo esas dos adolescentes que disfrutaban el momento sin importar que el mundo se estuviera yendo al demonio.

Recordar las tardes que pasábamos juntas, y sentirme igual de tantos años, con un deseo inmenso de estar entre sus brazos, sabía que había pasado la línea de no retorno, el sentir su cariño, fresco como el primer día en que salimos, ¿Realmente siempre fuimos solo amigas?

Era la peor persona que del mundo pensé,

- No puedo hacer esto, No puedo quitarte tus sueños - Me dijo mirándome sería y con compasión.

- ¿Cuáles son mis sueños? – Respondí mientras ambas analizábamos que pasaría después.

- Tus sueños, ser la esposa de alguien, tener una familia... una casa, son cosas que no puedo darte... - Tenía razón mis sueños eran esos, pero había un detalle, un detalle del cual me di cuenta en esos momentos y era que no quería seguir guardando mis sentimientos por ella.

En ese momento no lo sabía, pero la realidad es que no era feliz viviendo "mis sueños" porqué me di cuenta que estaba forzando un sueño con la persona incorrecta. Por resignación, tal vez por despecho, tal vez por qué creí que ella era un amor imposible, un amor que quedaría guardado en mi corazón y envejecería junto conmigo.

Un amor del cual nadie se enteraría nunca y que moriría junto conmigo, así como poco a poco veía morir mis sueños e ilusiones.

- No, quiero llegar a los cuarenta, estar lavando trastes en una ciudad que no conozco, y pensar como hubiera sido mi relación contigo – Mi mirada estaba perdida en ese par de esmeraldas, me sentía nerviosa de nuevo, viva, ilusionada. – Quiero llegar mis cuarenta, estar lavando platos y pensar, nuestra relación fue muy bonita... y un plus, será el ver el reloj y decir "tengo que apurarme con la cena porque estás por llegar" – No podía contenerme más, vi sus lindos labios y sin importarme lo correcto o incorrecto, la besé.

Un besó que cuestionó mi realidad, un beso que me llenó de sentimientos, un beso que fungió como chispa para encender los sentimientos enterrados por tantos años.

Un beso lleno de esperanza que marcaría la pauta para que recuperara mi antigua vida.

Han pasado 5 años desde aquella noche en la que buscaba a alguien con quien platicar, 5 años en los que pasaste de ser una extraña, a ser mi conocida, después convertirte en mi amiga, mi crush, mi confidente.

Hoy puedo decir que eres mi mejor amiga, hoy puedo decir que ya no somos unas extrañas, hoy puedo decir que eres mi novia, eres la persona con quien quiero crecer, persiguiendo nuestros sueños juntas.

Soy feliz por que hoy, dejó de escribirle cartas de amor a una extraña en mi cabeza y comienzo a escribirle cartas al amor de mi vida... Sara.

Cartas de amor a una extrañaWhere stories live. Discover now