Confessions

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Semanas, meses, lluvias señalando el fin del verano, otoño pasaba y los días se hacían más frescos, el semestre llegaba a su fin y aquella chica de ojos color esmeralda y yo, seguíamos conviviendo, conociéndonos, compartiendo el mismo plano existencial.

Comenzamos a vernos fuera de la facultad, salidas pequeñas en busca de una buena pizza y momentos lindos. Su forma de ser sin darme cuenta me había cautivado, a pesar de ser mayor, ella hacia todo lo posible por cuidarme, hacerme sentir segura, tanto del entorno, como de mi misma.

Veía como su mirada guardaba una gran tristeza, pero también notaba que durante instantes su mirada volvía a brillar, sonrisas ligeras, miradas al horizonte, un mutuo sentimiento de paz, al compartir la misma acera y el mismo aire llenándose por el olor y humo de sus cigarrillos.

Un olor que extrañamente disfrutaba, un olor que acompañado del rugido entrecortado de su teléfono celular reproduciendo su playlist, siempre creaban la atmosfera perfecta.

No importaba si solo estuviéramos tiradas por las escaleras de la facultad o en la banca de un parque en el centro de la ciudad, para mi ver su mirada tranquila era todo lo que necesitaba para estar feliz.

Sin saberlo me había enamorado de aquella niña que en aquel entonces veía como inalcanzable.

Yo no era la chica más linda de todas, era interesante ¿Tal vez? Odiosa hasta cierto punto o al menos eso me hicieron creer mis antiguas relaciones, amigos y familiares.

Pero a su lado era diferente, podía expresarme tal cual me sentía, podía escucharla hablar por horas o estar a su lado callada mientras me recostaba en su pecho, me permitía estar cerca de ella, rodeada por sus brazos, impregnándome de su esencia.

Ahí estaba yo, tratando de conciliar el sueño de nuevo, la costumbre de dormir hojeando el catálogo había desaparecido ya hacía meses. La soledad seguía ahí, seguía siendo victima de una ansiedad cortesía de una extraña nostalgia en equipo con mi disforia. 

Era algo común con la única diferencia que ahora recordaba constantemente el estar en entre los brazos de la chica de ojos lindos, la chica de mirada tranquila, la chica de una voz suave y actitud relajada que se había convertido en la chica de mis sueños.

No era un sentimiento unidireccional, su forma de ser conmigo, la manera en que sujetaba, miraba y tomaba mi mano, me hacían saber que ella también sentía algo por mí.

Decidí confesar mis sentimientos por ella, adoraba todo lo que existía entre nosotras y en el panorama se encontraba la incertidumbre de que dejará de ser así.

Con todo sobre la línea, la vi, esperé el momento justo y se lo dije, Ella respondió agradeciendo mis sentimientos, pero rechazando mi oferta. Creí muchas cosas, era joven y estúpida.

¿Era porque no era lo suficientemente linda? ¿Era demasiado torpe? ¿No era lo suficiente? Las razones sobraban dentro mi mente, la realidad del asunto era totalmente distinta.

Lasestaciones siguieron pasando, el dolor pasó, pero los sentimientos seguían ahí...sentimientos que lejos de debilitarse seguían creciendo

Cartas de amor a una extrañaWhere stories live. Discover now