Lukagami

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(O Lukami como le quieran decir xd)

La joven azabache de ojos marrones estaba practicando esgrima en el parque. Eran como las once de la mañana del 24.

Aunque al siguiente día sería Navidad, su madre la haría practicar. Según ella, el descanso es para perdedores.

Pero para Kagami, el descanso era el tesoro que ganaba al practicar demasiado. En especial, esa refrescante botella de agua que la esperaba desde su bolso.

La chica se detuvo y tiró su espada al suelo, para luego sentarse en él al lado de su bolso. Tomó su botella y comenzó a tomar. Sabía que hacía frío, era invierno después de todo, pero al practicar con tanta ropa te cansa demasiado.

Agarró sus cosas y comenzó a caminar por el parque en el que estaba, hasta que oyó una melodía.

— 🎶 Have a holly jolly Christmas.
It's the best time of the year.
I don't know if there'll be snow.
But have a cup of cheer...🎶 — cantaba un azabache.

— Wow... — murmuró Kagami haciendo que el chico la mirara. — E-ehh... l-lo siento, n-no quería interrumpir.

— No interrumpiste. — le respondió Luka. — Sólo estabas dándole halagos a mi canción, gracias.

— Un placer. — se sentó a su lado. — Oye, tú eres Luka, amigo de Marinette.

— Si, y tú eres Kagami, si no recuerdo mal.

— Sip, esa soy yo. — sonrió la joven. — ¿Y qué haces aquí?

— Eso debería preguntártelo yo, ¿no crees? — le sonrió pero prosiguió. — Hoy será nochebuena y ensayo para esta noche. — se fijó en el sable. — ¿Por qué practicas? Estos días tienes que descansar para pasarla bien con tu familia.

— E-es que... sólo tengo a mi madre, y ella quiere que practique mucho. Es muy estricta.

Luka observó el bolso de la chica con su teléfono, algunas toallas para secarse el sudor, unos auriculares, y algunas botellas tanto vacías como llenas.

— Ya veo... — murmuró. — Bueno, si no tienes a donde ir, puedes venir conmigo.

— ¿De verdad?

— Seguro, después de todo eres amiga de Marinette y Adrien, ellos también son los míos, así que no veo razón para que tú no lo seas.

Kagami se sonrojó un poquito por la frase, pero movió su cabeza a ambos lados y se volvió a él.

— Sería genial. — hizo una pausa. — De paso, escapo de mi madre un rato.

Luka le extendió la mano y ella la aceptó.




























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— ¡Juleka! — exclamó Anarka acercándose a su hija. — ¿Has visto a Luka?

— No, tú eres su madre. Deberías saber dónde está.

— Como sea... — se volvió al resto. — Bien, Rose, ayuda a Iván y Nino con el equipo de música. Marinette, tú y tu novio vayan a decorar los alrededores. Y Alya, sigue grabando.

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