Fantasmas

5 2 0
                                    

-Me alegra saber que mi reencarnación fue en alguien tan valiente como tu- dijo una figura de lo que parecía ser un mortal
Aquella figura se empezaba a formar y le daba nitidez cada vez que yo me acercaba. En cada pasó podía ver más en donde me encontraba. Era un lugar nuevo para mí, parecía ser el cielo. Las nubes blancas con toque cálidos y de color rosa; navegando en una especie de suelo invisible y al fondo solo se veían más y más nubes.
Mientras más se acercaba notaba pequeñas características en él; como tu toga roja, su aureola lo que me daba a entender que era un ángel, también una barba blanca y realmente larga del color de la nieve y unas alas realmente fuertes e imponentes. Al estar tan cerca pude saber quién era, por los murales y las historias que se contaban desde siempre reflejaban en verdad la realidad de su imagen.
- ¿Nicolas?- dije frunciendo el ceño en señal de codificación y en cierta parte de asombro. Aunque no pensaría nada raro hoy, por todo lo que ha ocurrido.
-Si Nick- dijo mientras soltaba una risa amigable. Su voz era algo lenta, pero sin dejar de ser fuerte. Una voz que con cada palabra invitaba a los demás a ser y dar confianza. -En vivo … o algo así- dijo mientras volvía a reír.
-Wow… eres igual que las pinturas incluso en la barba- Dije mientras sentía como se soltaba mi cuerpo de la tensión y el enigma. -¿Dónde estamos?- dije mirando alrededor.
-Estamos adentro de tu mente-
-¿¡Eso quiere decir que morí!?- expresé totalmente sobresaltado.
-Claro que no- respondió Nicolas levantando las manos y soltando una risa contagiosa, debo admitir que era realmente agradable. -Solo estas dormido, cuando despiertes volverás a tu conciencia. Pero creo que algo te preocupa, ¿o no, Nick?-
-La verdad es que sí. Todos los templos han sido atacados, los demonios están ganando cava vez más terreno tanto en la tierra como en el cielo. Y para poder volver todo a la normalidad necesito encontrar la última reliquia y no se por dónde empezar-
-Nick, siempre han existido los problemas. Las guerras entre bien y el mal siempre han estado presentes y nunca las podemos evitar. A ti te tocó ahora este compromiso y tu puedes resolverlo. Por algo el Celestial te dio a ti mi luz-
-Pero… no ha ido muy bien. Perdí mis alas; ya no soy un ángel de verdad. Por todo lo que había trabajado se me fue arrebatado y ni siquiera pude hacer algo y también las otras esferas doradas-
-¿Te refieres a estas?- dijo Nicolas con una sonrisa mientras mostraba un saco que estaba atrás de su espalda.
Una sonrisa totalmente brillante se dibujó en mi rostro y casi por impulso tome el saco. -Pero… ¿Cómo?, Recuerdo haberlos tirado al vacío-
-Eso es verdad, pero sin querer me llamaste y acudí a tu ayuda. Recuerda tus clases; todos necesitamos a veces ayuda, incluso si su trabajo es ayudar a otro- dijo mientras me daba la bolsa con su mano. -Y Nick… las alas solo son una característica, tengas o no sigues siendo un guardián, un defensor, eres un ángel. No es lo que eres, es parte de lo que eres. Pero si te preocupa mucho la magia de la tercera esfera te da el poder del nacimiento, la navidad. Es perfecta para volver a empezar de nuevo, de dar lo mejor de algo o alguien. -
Una sonrisa de lado le di y escupí una pregunta sintiendo que la respuesta me devolvería una paz interna - ¿Y dónde está la otra reliquia, la que esta custodiada por los mortales? ¿Está en un templo, cueva o enterrado? -
-No. Cuando decidí esconder la reliquia para que solo los que han sido tocados por la luz puedan encontrarla. Los humanos lo tienen, pero si te digo donde esta no serás capaz de poderla hallar.
- ¿Cómo? ¿Por? - dije casi extrañado y nada convencido por su respuesta
-Por algo y para algo están las cosas. Por eso el Celestial no te puso en tu camino la respuesta, por que tú la debes de hallar con lo que sabes. Pero si te sirve de algo, la reliquia siempre ha estado en la atadura divina-
-¿La atadura divina?- dije repitiendo las palabras una y otra vez en mi mente para que se me grabaran, se impregnaran en mi mente.
El asintió y empezó a desvanecerse.
- ¡Espera!- dije casi gritando. El volvió a materializarse o algo así -Si puedo preguntar, hay algo que siempre he querido saber… ¿Por qué en los textos se habla de que la Navidad es el nacimiento si… en realidad fue la muerte?
Nicolas bajó la mirada unos segundos y una energía triste sentía que se recorría por todo el lugar.
-Krampuss no estaba satisfecho- dijo ahora viéndome a los ojos – Siempre fue alguien cruel y temible, como tu amigo Krauss. Siempre provocando el caos y aniquilando humanos sin piedad. Eran tiempos de sombras y con la energía de todos nuestros hermanos pudimos materializar nuestro poder en las esferas. Así pude ser yo quien le hiso frente a él. Fue una feroz batalla; hermanos, hermanas y miles de demonios perdieron la lucha. Cuando Krampus quiso devorar el mundo mortal decidí ponerle fin. En la lucha absorbí su magia y la purifiqué dándole más poder a las esferas y así destruirlo. Como sabes los ángeles no matan y en el momento de la verdad dudé; El aprovecho mi indecisión y se apuñalo con su daga para así en otra sombra en otro cuerpo poder volver a cumplir su cometido. Usó magia prohibida para siempre renacer en otra sombra. Los humanos en regocijo creyendo que la maldad se había ido me dieron un día de celebración-
-No me lo merecía- continúo diciendo – Y nunca les dije que no tuve la determinación de acabar con esto y salvarlos para siempre. Pero no podía dejar que yo al irme del mundo no tuvieran mi luz para hacerle frente al siguiente Krampuss. Encerré dos reliquias y una tercera la escondí para estar seguros y tuve que hacer el máximo de los sacrificios, incluso usando magia prohibida para pasar mi luz en alguien más. Puedes ver la navidad como la muerte o el nacimiento de algo más poderoso-
- ¿Un poder? - dije asombrado por cada palabra que me decía.
-Una promesa-
Nuevamente Nicolas se empezó a desintegrar y las nubes empezaron a disolverse.
- ¡Alto!, ¿Y si no lo logro?, ¿Qué tal si no soy como tú?-
-Esa es la mejor parte- dijo aun despareciendo -Lo vas a poder lograr porque eres tu y no eres igual a mí, eres mejor-
Quise dar un paso para alcanzarlo y saber más respuestas, pero el piso invisible desapareció. Los gritos cedieron con potencia y solo veía como lo que quedaban de las nubes se alejaban de mí.
Abrí los ojos gritando y poco a poco el grito se fue apagando; estaba en un lugar totalmente raro e inusual. Estaba acostado en una cama, pero no se sentía como plumas, había un espejo con personas hablando en la pared, habia una toga muy rara, era de color blanca con puntos azules y una pequeña daga enterrada en mi muñeca y también había más espejos a lado mío, pero no se podía ver bien mi reflejo.
-Hola. Buenos tardes, es un gusto saber que esta despierto. ¿Cómo se siente? - dijo lo que debería ser un mortal. Tenía cristales en los ojos, una toga que se abrochaba de enfrente de color blanco y unos pantalones azules con algo de ropa en los pies. Tenía cabello negro, la piel morena, ojos obscuros y una sonrisa parecida a la de Nicolas de amistosa.
Yo no supe ni que responder, nunca había visto a un ángel. Se supone que eso sería después de mis lecciones de guías. Pero era extraño, parecía amigable y tenia demasiadas cosas encima de su cuerpo, como telas exóticas.
-Emm bien, supongo- dije mientras me percataba de que el saco no estaba en mis manos. -Alto. ¿Dónde está el sacó que estaba conmigo? - dije casi gritando mientras me levantaba abruptamente a buscarlas por esa cama rara.
-Alto, tranquilo- dijo aquel humano mientras se acercaba a mi -Si perdiste algo, lo mas seguro es que esté en el departamento de objetos. No te preocupes, debes descansar. No es fácil perderte en el bosque y desmayarte- dijo mientras me volvía a guiar a la cama.
- ¿Departamento?, ¿Bosque?, ¿Dónde estoy? - dije ahora ya con todas las ideas claras.
- Estas en el Hospital Central- dijo el humano mientras me lanzaba una sonrisa y llenaba algo con lo que parecía ser unos pergaminos raros. En una tabla.
Me le quedé viendo por unos segundos hasta que pude volver a procesar todo - ¿Qué es un hospital? -

En Defensa de la AureolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora