Dios, lo primero que pensarías al ver la pareja de Kamitani, sería "son tan diferentes", ¿cómo pueden llevarse tan bien? ¿Cómo tiene la paciencia para aguantarla?
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Narra Kamitani.
Como era de costumbre salí antes de la guardería, aprovechando de que no tenía club hoy. Tomé dos botellas de té, comenzando mi caminata a la casa de mi novia, no me había mandado mensajes todo el día como era de costumbre, probablemente encontro algo decente para hacer.
Toque la puerta dos veces seguidas y no nada, asustado saco las llaves de repuesto que habían y abajo del tapete, con velocidad abrió la puerta y se dirigió a la habitación de la pelo café, pudo oír unos ruidos extraños, como gemidos.
Mira por el espacio de la puerta semi abierta; estaba mirando hentai. Algo sorprendido me pose atrás suya, no se había dado cuenta, mucho mejor.
— ¿Qué haces, pervertida? — susurre cerca de su oido — Tan siquiera cierra bien la puerta.
— la pobre se había sobresaltado, cerrando la pestaña con rapidez —¡Hayato! ¡No es nada! Y-ya sabes anatomía muy específica.
— Ajá, ¿por qué ver eso? Si podemos recrearlo, tonta.
— ¡Hayato!
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