Dios, lo primero que pensarías al ver la pareja de Kamitani, sería "son tan diferentes", ¿cómo pueden llevarse tan bien? ¿Cómo tiene la paciencia para aguantarla?
Como era de costumbre, la pareja se encontraba tranquilamente acostado en el sillón, como también un Kamitani enojado por tener a la weona encima suyo.
Estaban viendo cualquier película, solo para pasar el rato, lo que no esperaban es que se fuera la luz, la chica se asusto y en un santiamén se puso recta.
— K-kamitani, no veo — la chica trato de prender la luz con el interruptor, por lo estúpida qué fue su acción, chisto la lengua —. ¿Dónde está tu teléfono?
— En el comedor — contestó con simpleza — ¿Por qué tanto miedo? Vendrá la luz, al menos que la hayas pagado.
— Calla — caminaba mientras rezaba de que no pisara algo y se cayera, aun así, se cayó.
Se escuchó un golpe seco.
— Oe, Kira. — se levantó alarmado —. ¿Aún vives?
La chica gemia de dolor mientras sobaba si cabeza — No siento el cerebro...
— Te dije que esperarás — la luz había regresado —, ¿ya vez?
— Mmm, ti vis.
Una vena sobresalia de su frente — ¿Ah?
Tosio levemente — Nada.
— Cómo sea, ¿por qué tan alterada?
— Cuándo era chica mi hermana me encerró en un closet y me apago las luces, por eso — río — Estúpido, ¿no?
— Claro que no, ven — el Kamitani abrió sus brazos hacia la peli café, que entendió el mensaje unos segundos después y lo abrazo —. Sigamos viendo la película, ¿bien?
— Valee, aunque esta pedorra la wea.
— Meh.
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Estoy vivooOoOOOOo.
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