Desvelarse

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Nunca pude volverme a dormir temprano después de pasar un día con él. Siempre me la pasé pensando en las cosas que hicimos, sus gestos, sus movimientos, todo. Sí, capaz resultó medio acosador que me fije en lo que hacía cuando estábamos juntos, pero sólo eso. No pensaba seguirlo a su casa —a menos que él lo pidiera—ni tampoco espiarlo.
Mi mamá se quejaba que andaba haciendo mucho ruido en la madrugada "por el insomnio", así que decidí hacer algo para poder liberarme de esos pensamientos y dormir tranquilo, ya que usar el celular hasta las cuatro de la mañana no servía ni un punto.

"Hoy me invitó al parque. No me di cuenta que el había hecho una juntada sorpresa por el aniversario de nuestra amistad.
¿En serio hace un año fui a preguntarle si quería ser mi maestro? No lo sé. No lo recuerdo.
Disfruté de todo. Él llevó todo para un picnic en una esquina que no hay casi nadie. Además, me comentó que cocinó algunas cosas como las galletas con chispas, o el licuado.
Literalmente, mi panza después de toda esa comida no podía más, así que al llegar a casa no cené.

Vi como en un momento de compartirme una galleta, sonrió con sus labios anchos y rellenos. Se les subieron las mejillas y tuvo que achinar los ojos.
La mano con la cual sostenía lo que me ofrecía tenía un par de llagas (de seguro de la guitarra) y algunos rasguños.

Me acuerdo que una vez me contó que tenía un gatito bebé. Capaz eran de eso.

No voy a contar todos los temas de los que hablamos porque no termino más. La juntada duró entre dos y cuatro horas, imagínense todos los temas de los que hablamos.
Me alegra que él pueda contarme de cosas que a alguno o a ambos les interesan. Que no se aburra de mí como muchos.
Cuando terminó todo, me acompañó hasta la esquina de mi casa y al llegar, se despidió con un choque de mejillas. Tipo, ¿cuándo saludas o te despedís? En vez de dar un beso en el cachete, hacen como un choque. Bueno, eso.
Disfruté ese pequeño tacto en mi cara.
Posiblemente si hubiera sido otro, lo hubiera tomado como lo normal, pero lo sentí especial.
Enserio, mi papá me preguntó porque salí triste después de bañarme. ¡Se borró el tacto! Ufff.
Bueno, dejo acá."

Terminé y revisé la hora por el celular que se encontraba enchufado: las tres y veinticinco de la mañana. Comencé a escribir a las once, ¿en serio tardaba tanto? Bueno, recordar cada una de sus palabras tardaba un rato, pero se disfrutaba.

 Comencé a escribir a las once, ¿en serio tardaba tanto? Bueno, recordar cada una de sus palabras tardaba un rato, pero se disfrutaba

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