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Abrí mis ojos poco a poco, encontrándome muy mareado y con un dolor de cabeza punzante, solo veía un un gris techo que seguramente era de concreto.

-oh, has despertado.

Dijo una voz femenina que venía desde mi derecha, me giré poco a poco a la vez que me incorporé para ver en su dirección.
Era una chica morena, con los ojos verdes.

-Hola, ¿dónde estoy?

-Te han metido en prisión, ¿y no sabes  dónde estás?

Mis ojos se abrieron de par en par.

-¡¿En prisión?!

-Si bienvenido a la prisión Tartarus para mutantes.

Una fuerte alarma cortó la conversación.

-Arriba es hora de salir de la celda.

Dijo la chica mientras amablemente me ayudaba a levantarme, salimos los dos cuando abrieron la puerta, y junto a ella, ambos nos rigimos a la cafetería, al entrar me fijé que había alimentos de todo tipo, algo que me extrañó, cogí una manzana y una tostada y prácticamente al momento me sirvieron un café que extrañamente estaba delicioso.
Me senté en la misma mesa que la chica.

-A todo esto, ¿cómo te llamas? Yo soy Mina.

Tragué el trozo de tostada que estaba masticando.

-Diablo, encantado, me puedes contar como funciona este sitio?

- si, sin problema, abren las celdas a primera hora, de 7:30 a 8 se desayuna, después puedes ir por libre hasta las 14:30 que se come, y otra vez puedes ir por libre hasta las 22:15 que se cena, a las 23:00 se cierran las celdas y todo el que se queda fuera recibe un castigo.

-Vale, ¿que se puede hacer en las horas libres?

-Gimnasio, deportes libres, leer en la biblio, recibir visitas, jardinería... Y algo más.

-OH no está mal, ¿Dónde está el gimnasio?

-Abajo, luego te llevo, tenía pensado entrenar un poco.

Dijo sonriendo abiertamente.
Tras desayunar nos dirigimos al gimnasio, ¡Era enorme!  Y estaba surtido con todo tipo de maquinaria.

-Yo empezaré calentando en la cinta, ¿te me unes?

-Claro.

Respondí, empezamos a trotar mientras decidí enterarme de todo.

-¿Alguna vez alguien ha conseguido escapar?

Pregunté.

-No, las paredes tienen una cobertura de runas, es imposible romperla o dañarlas, ya que todo impacto recibido es devuelto con el doble de fuerza.

Me quedé callado, pensando otras posibilidades  cuando un hombre más alto que yo, de unos 2 metros o más me empujó fuera de la cinta.

-Aparta enclenque, esta es mi cinta.

Rápidamente me levanté y me encaré a él.

-Felicidades campeón, pero ahora la cinta es mía. Oye Mina ¿cuál es la política contra las peleas?

Mientras el colosal hombre farfullaba y me iba levantando del suelo agarrándome por la camiseta ella me dijo.

-Están permitidas.

Sonreí, miré para el hombre y agarré su brazo, comenzando a apretarlo con fuerza, con un quejido soltó su agarre, pero seguí apretando hasta que escuché un crujido sordo.

-¡¡Aargghh!! Hijo de puta, me has deshecho  la muñeca,¡¡aaarhhggg!!

Le agarré el cuello de la camisa y sonreí, la combinación de la sonrisa abierta y los ojos completamente abiertos me dieron apariencia de demente.

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⏰ Última actualización: Mar 12, 2022 ⏰

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