15_ Juegos y Una Historia II

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—Yuuri ¿A dónde vas? —preguntó Anel al ver a Yuuri yéndose, ya que no era costumbre que el menor se fuera de esa forma.
—Iré a dormir... a sido un día agotador —dijo el azabache con una sonrisa fingida, yendo en dirección a su habitación, pero al llegar, tomó su flauta para luego salir por la ventana en dirección a un pequeño lago al pie de un cerezo, el cual, se hallaba en uno de los jardines que da con la ventana de su habitación.
Ya estando ahí, comenzó a tocar una melodía confusa.

"Estoy confundido"
"No sé qué debo hacer"
"Se que no es mi hermano biológico, pero"
"No tengo el valor como para decirle que me siento raro al estar cerca"
"¿Será el... la persona que esperaba?"
"O es sólo un enamoramiento pasajero"
"Debo pensar seriamente que es"
"Pero definitivamente..."
"Es algún tipo de amor"

Se decía dentro de esa pequeña canción, pero sin saber que un par lo estaba vigilando a la distancia.
Yuuri se encontraba aun entonando su canción, pensando en por qué su mente le decía que le faltaba alguien. Ese alguien que definitivamente necesitaba. soltando sus miedos, preocupaciones y sentimientos. Una vez que dejo de entonar esa melodía, sólo se dedicó a mirar las estrellas... Pensando en que cosas le depararía el destino, soñando que algún día... encontraría a ese algo que le faltaba...
—No puedo negar que siento algo por Niel, pero... ¿Decírselo?... Ni si quiera sé quién soy, no era ni un siberiano, ni un humano, entonces... ¿Qué soy?
En todo eso y más pensaba, pero una melodía llegó a su mente a travez de un sueño, para ser exactos, hace tres noches.

Flashback del sueño:
Yuuri se encontraba cansado, demasiado cansado, a lo que cayó de rodillas con algunas lagrimas en sus ojos estando en un abrumador lugar, uno en donde no había nada más que el color negro. El azabache sólo se dedicó a mirar el suelo, sin poder evitar sentirse que caía en un pozo sin fondo, pero justo en ese momento apareció un hombre encapuchado de negro, opacándose el fondo del mismo color cada que el hombre daba un paso hacia el volviéndolo de color grisáceo brillante.
Aquel ser, se inca frente al menor, colocándole una mano sobre su coronilla, seguido de un beso, a lo que el oji café levanto la mirada por la sorpresa, pero aun así el encapuchado no dejaba ver su rostro.
Espera un poco más... yo estoy contigo.
—¿quien eres?—pregunto el azabache
pronto lo sabrás... —expresó aquella persona mientras le sujetaba la mano y lo levantaba. Una vez ambos de pie, aquel encapuchado le comenzó a entonar una canción.
Fin del Flashback:

Yuuri tras recordar aquella canción... trató de tararearla en tono propio pero con sus propios sentimientos. (es la canción del inicio)
🎼 Ah... Quisiera que vuele hasta ti
🎶 Que el viento lleve el sonido
Mi cantar....
🎶 Ya no tienes que llorar ni nunca mas pretender
Mira al cielo...
🎶 Oh, mi dulce amor...

"El me dijo que esperara" se planteó mentalmente el menor mientras seguía con la melodía, aun sin saber que alguien a parte de él escuchaba su tenue pero hermosa canción.
Niel se hallaba sobre el tejado del templo, mientras Kasai permanecía a un lado suyo, ambos sentían y comprendían los sentimientos del chico hacia su ahora hermano, pero de cierta forma... era complicado.
—¿Qué piensas hacer? —preguntó Kasai con tono neutro.
—No lo sé
—Sabes que no eres su destinado.
—Lo tengo muy en claro, pero... verlo así... de alguna forma me lastima el saber que sólo tengo dos opciones.
—Rechazarlo explicándole el por qué... o aceptarlo y causarle dolor al momento de partir, creyendo que sólo fue un juego
—Padre... ¿Qué debería hacer?
—Te contaré una historia... —dijo éste, comenzando a relatar
—Hace aproximadamente 145 años... yo vivía en un poblado llamado Híkeria. Yo era hijo único, y tras 1 año de haber fallecido mi madre y yo haber cumplido 19 años, mi padre decidió volver a casarse.
Eligió como esposa a una mujer hermosa... de cabellos cafés, una radiante sonrisa y un alma benévola, la cual tenía dos hijas, Flánea de 20 años y Kaise de 18, ambas eran hermosas, pero no tenia intenciones de noviazgos y esas cosas, ya que debía de entrenar lo más fuerte posible para ser el mejor en artes marciales, ya que no es lo mismo usar fuerza física que usar magia. Tras un par de años me percaté de que Flánea se había enamorado de mí de una forma un tanto nefasta.
Yo no sentía nada por ella, más que amor de hermanos y, aun así, la acepté como mi pareja al sentir lástima de no corresponder esos sentimientos, pero pensé que en un tiempo de relación, podría darme un empujón para sentir algo más por ella, pero al paso de un año, algo calentó mi corazón pero... no por mi "novia", fue por Kaise, comenzamos a convivir como amigos, hermanos y finalmente dimos paso al amor. Por lo que terminé con Flánea, tratando de ablandar lo más posible la situación, y creí que ella lo había comprendido cunado me había dejado el camino libre...
Dos años después, y ya con 24 años, Kaise y yo nos casamos y tuvimos una bebé llamada Anhiz. Mi ahora esposa se quejaba por que no le agradaba mucho la idea de enseñarle artes marciales a nuestra hija, pero una vez dije... que ella decidiria si lo queria hacer o si no... ya que no debes obligar nunca a una persona a hacer algo que no quiera. Pero esa felicidad que creí encontrar, no nos duró mucho, ya que Flánea al enterarse de ese nacimiento, atacó a toda la familia, siendo segada por el odio de sentirse usada o inferior, acompañado de la envidia guardados en su corazón. Teniendo como objetivo a mi hija y su madre las cuales fueron atacadas por mi supuesta hermana mayor. Provocando un incendio en la casa, Flánea estaba dispuesta a matarme tras haber usado magia contra mi, dejándome abrumado, a lo que no pensó dos veces antes de atravesarme con su espada, pero la que recibió el golpe, fue mi esposa, salvándome así la vida, pero ella la perdió por cubrirme. Aquella que me arrebató mi familia se marchó y nunca más supe de ella.
Después de eso, me puse a pensar... no quería la venganza, porque sabía que eso sólo produce más dolor y al terminarla, no logras sacar ese vacío que queda, decidiéndome a forjar una nueva vida. Viajé por casi 8 años, hasta que, en ese transcurso, me había encontrado con mis ahora hijos, llegando la felicidad a mis manos, por lo que había construido una nueva casa para que viviera junto a esos tres niños. —finalizó Kasai con una expresión neutra.
—En resumen... Debes de tomar las decisiones correctas, para no envenenar un alma con mentiras y sentidos falsos o inseguros. —concluyó Kasai marchándose del lugar, dejando al oji rojo sólo... escuchando aquella rara melodía mientras pensaba en la mejor forma para expresarse.
—Pronto Yuuri, pronto conocerás a tu verdadero destinado... estoy seguro de ello —dijo Niel, para proceder a irse del lugar, pero al oír la canción cortada, acompañado de un quejido por parte del azabache menor, lo hizo voltear.
—¡Yuuri! ¡¿Estás bien?!

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