8_ La Niña, El Joven Y El Eco Mayor

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—Anel ¿Qué haces? —preguntó el de ropas amarillas, viendo el pánico en el rostro de la chica.

—Ayúdenme a encontrar al príncipe — dijo la oji morado con preocupación mientras se asomaba dentro de un canasto de ropas limpias que estaba cerca.

—¿Por qué?¿Dónde está?—Preguntó Niel un tanto desinteresado, pensando en que sería una tomada de pelo típicas de su hermana..

—Te digo que no lo sé, él estaba sentado viendo las flores, desvié la vista unos segundos y al voltear ya no estaba —decía Anel mientras revisaba entre las plantas del jardín.

—Oh no, debemos encontrarlo... no estará aquí ¿Verdad? —comentó Zaquiel, alzando la parte trasera de la capa de Niel.

—¡Como supones que esté ah! ¡Idiota! —gruñó el ojirojo dándose la vuelta para arrebatarle la parte de capa que sujetaba el ojiamarillo.

—Ayuden por favor... Niel, Zaquiel, debemos encontrarlo —dijo la femina, a lo que aquel trío se movilizó comenzando a buscar por toda el área, mientras Niel avanzar molesto, siendo seguido por su hermano mayor,el cual tenía una sonrisa burlona.

Por otra parte, el azabache rodeó el templo a gatas llegando en la parte trasera, encontrarse con una caseta pequeña, y frente a esta se hallaba un lago, el cual, emitía su propio brillo. lleno de curiosidad, Yuuri se dispuso a levantarse eh intentar caminar a paso lento hacia el estanque, llegando enfrente de éste, notando que dentro de esas aguas habitaban dos peces, uno de color blanco y el otro de color negro. El menor volvió a avanzar, rodeando el estanque, pero al voltear rumo a la pequeña caseta, se encontró con aquel hombre de cabellera imponente larga y de ojos azules, el cual se hallaba meditando en "pose de loto" con ojos cerrados frente al lago.

Kasai al sentir otra presencia a parte de la suya, abrió los ojos lentamente aun mirando en frente y sin moverse.

—sé que estás aquí... Yuuri —dijo Kasai en tono firme, haciendo que el menor se encogiera de hombros, mientras se cubría el rostro con ambas manos por la vergüenza y miedo, pensando que interrumpió algo importante tras haber escuchado su nombre de esa forma.

—Ven, acércate —le dijo el mayor sin apartar la mirada de enfrente, por lo que el azabache obedeció, yendo a paso lento, ya que sus rodillas le temblaban al punto de apenas mantenerse en pie, una vez que llegó, se sentó sobre sus rodillas, justo al lado del oji azul, al cual, volteaba a verlo más disimuladamente posible sin ser visto.

—Cierra los ojos... respira —Le dijo Kasai, volteando en dirección a Yuuri, sonriendo levemente al ver como éste respiraba agitadamente estando más tenso que nunca.

El ojiazul extendió uno de sus brazos para colocar la palma de su mano en la cabeza del chico. Provocando que Yuuri abriera los ojos por la sorpresa.

—Intentemos de nuevo —le comentó el mayor al ojicafe mientras deshacía aquella pose que estaba sentado, notando que Yuuri asiente con la cabeza un tanto emocionado al no sentirse incomodo.

—Para empezar, siéntate en postura de loto, como yo —dijo el ojiazul al azabache. Yuuri trató de imitar la pose, pero sin éxito, logrando sacarle una leve carcajada al mayor, al ver como su pequeño aprendiz se enredaba con sus propios pies.

—Primero dobla tu pierna derecha y coloca la punta de tu pie en el inicio de tu otra pierna —instruyó Kasai sirviendo como ejemplo, igualmente siendo seguido por el menor, por lo que prosiguió.

—Ahora hazte un poco para atrás y dobla tu otra pierna, pasándola por debajo de la derecha y regresa —Explicó nuevamente Kasai realizando lo dicho, siéndole más fácil a Yuuri.

—Bien, ahora deshazlo y vuelve a hacerlo... pero esta vez sólo. —Dijo el ojiazul esperando un berrinche como había sucedido anteriormente con sus hijos, pero quedó ligeramente sorprendido al ver a aquel niño deshacer la posición que tenía para comenzar de nuevo, pero esta vez sobresalían ambas puntas de sus pies, lo que demostraba que el menor tenía buena flexibilidad.

— ¿Así? —Preguntó Yuuri, preocupado de que no lo haya hecho bien.

—Valla, sí que aprendes rápido —dijo el mayor con una sonrisa que no era típica él. —A partir de hoy, esta va a ser la posición que vas a usar para meditar, así que practícala —dijo Kasai fijando su mirada en frente y cerrar lentamente sus ojos.

— ¿Ahora qué hago? —preguntó el menor, curioso de poder aprender cosas nuevas.

—Cierra los ojos, relájate... y trata de escucha todo a tú alrededor —le dijo el mayor con un tono relajado, mientras explicaba cada pequeña palabra, el menor la realizaba, quedando todo en silencio.

Yuuri comenzó a sentir una gran paz, su cuerpo se sentía relajado, pudiendo escuchar casi todo lo que lo rodeaba.

—Dime... ¿Qué escuchas? —Preguntó Kasai aun sin abrir los ojos.

—Escucho el cómo nadan los peces... las hojas de los árboles que chocan entre ellas, el susurro del viento —dijo el azabache buscando de más sonidos, llegando a oír una voz grabe que le susurraba muy dentro de sí — y... una voz —completó Yuuri siendo sincero, pero el mayor abrió los ojos al instante, tras oír esas palabras, pero sin interrumpir al menor.

— ¿Qué te dice? —Preguntó el ojiazul con el tono más sereno que podía.

No... no lo entiendo —dijo Yuuri tratando de entender las palabras de aquella voz, pero su respiración comenzó a acelerarse inesperadamente.

"Yuuri"..."Sácame de aquí"... "Quiero salir" "Quiero jugar" —le decía aquella voz en tono gradual eh infantil, casi a la voz de una niña de su edad, pero fue subiendo de tono al sentir que éste no le escuchaba, cambiándola a la de un joven como Niel y finalmente un hombre mayor a Kasai, al punto de comenzar a gritarle, mezclando los distintos tipos de voces... La niña, el joven y el mayor, ambos acompañados de ecos profundos, provocándole un miedo indescriptible al azabache— "ven... "Yuuri"... Yuu~ri"..."¡ven!" "¡Ven!", "¡¡VEN!!" —terminó gritándole al menor, mientras éste veía los grandes ojos rojos de una bestia que acababa de despertar ante él con una mirada aterradora.

—¡NO, ALÉJATE! —Gritó un Yuuri aterrado aún sin abrir los ojos mientras sujetando fuertemente sus cabellos y a la vez, deshaciendo su pose en la que estaba sentado de forma desesperada y forzada, A lo que Kasai tomo cartas en el asunto, hizo un rápido movimiento colocando su dedo índice y medio en la frente del azabache, haciendo que éste cayera recargado en sus brazos.

Aquel grito logró alarmar al trío que seguía buscando al chico, los cuales corrieron al lugar del que provenía, encontrándose con su padre frente al estanque de meditación, el cual cargaba en brazos a Yuuri, yendo en dirección a sus hijos.

—Anel, prepara la cena para cinco personas. Zaquiel, prepara la habitación espiritual y Niel... ven conmigo —Ordenó Kasai en un tono serio yéndose del lugar, A lo que todos fueron lo más rápido posible a acatar las órdenes de su padre.

Niel siguió a Kasai en silencio, deteniéndose ambos al entrar dentro del templo.

—¿Es por esto que lo alejaste del reino? —Preguntó el mayor, sin mirar atrás, aun cargando a Yuuri.

—Flánea... Ella ha vuelto, logre anular parte de sus poderes, pero aún sigue libre — Contestó el pelinegro, sin despegar la mirada de en frente, esperando alguna palabra del hombre que tenía delante suyo.

—Ya veo.

—Ésta alterado genéticamente, y su lobo interno quiere dividirlos para transformarlo en su forma siberiana y apoderarse del su cuerpo. —afirmó Niel, mientras Kasai acariciaba levemente los mechones negros del príncipe.

—Debemos conseguir que ambos coexistan en un sólo cuerpo, pero debemos hacer algo más aparte —respondió el ojiazul para volver a caminar pero esta vez, rumbo a la habitación espiritual siendo seguido por el ojirojo.

SIBERIANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora