Desconocidos...

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-¡Oye! ¡Despierta! ¡Ni de coña se te ocurra morir aquí! ¡Mierda! ¿Dónde jodidos esta ese teléfono?- comencé a buscar en cada bolsillo de, podría decirse, una muy sospechosa persona. No sé porque pero algo en la voz de este sujeto se escuchó muy conocida.

-¡Aquí estas!- grite sin pensarlo al sacar un pequeño teléfono de uno de los bolsillos del pantalón militar. Según lo que me dijo antes de desmayarse tengo que macar el número 1 en marcación rápida. Después de marcar el número alguien del otro lado contesto al segundo timbrazo.

-Joder B, ¿Dónde coño te has metido? Juraría que a estas horas ya estarías con los peces. Aunque me he llevado un buen dinero debo admitir.- la voz era masculina, de una persona joven.

-Lo estará si no me dices que hacer.

-¡¿Quién carajos eres tú y porqué tienes el móvil de B?!- podía sentir el enojo en su voz.

-Será porque en estos momentos esta inconsciente y me dijo que llamase a este número- solo escuche unas maldiciones de fondo antes de que me respondiera.

-¡Si será idiota! ¡esa…! ¡esa…! - hubo un largo suspiro antes de que continuara- Ni hablar, ¿tienes auto?

-Sí, ¿Por qué?

-Porque necesito que me traigas al idiota al que le pertenece el teléfono. Te voy a dar una dirección y es de vital importancia que no te tome mucho tiempo.

-De acuerdo- dije alargando la palabra lo más que pude- ¿y cómo sabré si es la dirección correcta?

-No te preocupes, estaré ahí mucho antes que tú. Estaré esperando.- después de eso me dio la dirección, que apenas y tuve tiempo de anotar.- y recuerda, no tardes- y con eso colgó.

Entonces…ahora solo tengo que llevar setenta kilos de peso muerto hasta el auto, ja, pan comido.

– Y una mierda, a quien engaño. Aparte de ser un completo desconocido tengo que llevarlo hasta a mi auto sin herirlo todavía más- estaba hablando solo. ¿Pero quién más ayudaría a este sujeto?

Soltando un suspiro comencé a levantarlo poniendo uno de sus brazos detrás de mi cuello y tomándolo por la cintura lo jale hacia arriba. Ni siquiera hubo una reacción por parte de “B”, como lo nombró la persona del teléfono. Al caminar por entre las calles las pocas personas que pasaban probablemente pensaran que éramos solo un par de amigos y a uno de ellos se le habían pasado las copas.

Después de todo el esfuerzo por meterlo a la parte trasera del auto, y asegurarme de que no se moviera, me subí al auto y conduje hacia la dirección que me dio el “tipo sospechoso número dos” del móvil.

Al pasar las calles y acercarme a la zona más lujosa de la ciudad; grandes mansiones cercadas por altos muros de piedra decorados con afiladas púas en el final.

Nada más llegar al final de la calle y de la última casa, la más grande y costosa a mi parecer, vi a una persona apoyada en la entrada de la cochera y con ambos brazos cruzados sobre su pecho. Al detenerme en la acera él se acercó lo más rápido posible y abrió la puerta de atrás, en donde estaba B muy mal herido.

Apague el auto y me baje hasta ponerme al lado de la puerta que había abierto el extraño.

-Hey B, ¿me puedes escuchar?- comenzó a hablarle y a moverlo un poco. Recibiendo como respuesta un leve quejido. – Vaya golpiza te han dado. Menos mal que este sujeto te en…

Y justo en ese momento vi como todo su cuerpo se tensaba. Como si apenas se hubiese dado cuenta que estaba ahí. Esto hizo que todos mis sentidos se pusieran alerta. El sujeto poco a poco salió del auto  y a girarse en mi dirección, dándome una fría y calculadora mirada.

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⏰ Última actualización: Feb 20, 2015 ⏰

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A different kind of painDonde viven las historias. Descúbrelo ahora