[05]-Unión Prohibida

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Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene situaciones de tema erótico y sexual, imágenes eróticas. Lenguaje ofensivo y vulgar.

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Capítulo V: Unión Prohibida

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El sonido de un reloj golpeando sus manecillas y los rayos del sol colándose por las largas cortinas de un ventanal largo, fueron una perfecta combinación que hicieron despertar a una joven de cabello castaño brilloso. Quien dormía sobre una enorme cantidad de almohadas esponjosas y suaves, olvidando de la hora y el día.

Levanto una mano para llevarla a su rostro y apartarse unos mechones que estaban encima de su frente sudorosa, miro el extraño reloj que estaba posado en una mesita de noche. Tan rustico de madera de fresno con las manecillas doradas y los números en romano, mientras un péndulo en forma triangular invertida se balanceaba en un suave compas que parecía Vals.

Iba volver a taparse con las sabanas cuando escucho un ronquido suave de su lado, anunciando que no estaba sola en esa cama. Se movió un poco entre el colchón y las sabanas y abrió sus ojos avellanados tan cual pequeña y curiosa descubriría el final de un libro, que no había leído aun.

Vio de reojo al sujeto rubio con el cabello revuelto en un lío de mechones dorados y brillantes, su orbe se mantenía cerrado y el otro ojo tapado con su parche de cuero. Mantenía un semblante relajado con sus labios en una curvatura media, se encontraba desnudo del pecho observando un poco más de su físico y algunos tatuajes que cubrían su espalda de atrás, la cual no podía ver su imagen.

Un fuerte rubor invadió sus mejillas tornándose de un color rojo tomate. Queriendo retroceder lejos de su cuerpo, sintió un brazo masculino aferrado a su cadera. Ella hizo lo posible para salir de su agarre, se retorció un poco y termino zafándose; una vez libre se sacó las sabanas para luego poner un pie fuera de la cama y caer completamente de bruces contra el suelo.

- - ¡Auuch!... – Exclamo en voz baja, mordiéndose el labio inferior cuando sintió un fuerte dolor en su entrepierna, recorrer de sus muslos hasta la punta de sus pies. Sus piernas temblaban como gelatina, tras recuperar la sensibilidad de sus extremidades inferiores. Se sentó en el piso con las piernas separadas y espero unos minutos para levantarse y tener cuidado de no hacer ruido. Vio a lo lejos una camisa blanca tirada en el piso, gateo hasta ella para tomarla, se la puso en su cuerpo desnudo quedándole por encima de los muslos. Como pudo intento levantarse sosteniéndose de la pared y la mesita de que estaba aún lado, tumbando el reloj hacia atrás. - ¿Qué sucedió? – Se escuchaba afónica y adolorida de la garganta.

La chica vio a su alrededor dándose cuenta que no era su apartamento, ni mucho menos la casa de sus tíos abuelos. Sentía un fuerte dolor de cabeza y una enorme sed que le invadía desde la boca hasta el estómago revuelto por un peristaltismo rápido, como cuando tenía mucha hambre y no hubiese comido en 3 días. Noto que había ropa tirada haciendo un sendero que guiaba a la puerta. Vio un jarrón roto, libros tirados, varias envolturas de rojas entre restos de... ¿chocolates? Y fijo su vista en la cama cubierta de plumas de ganso y la cabecera con una enorme grieta en la esquina y aruños de lo que se podrían decir hechas con unas garras de un animal salvaje.

Mabel se sentía adolorida del cuerpo y mareada por la sensación de ardor en el estómago. Camino siguiendo el sendero de ropa, hasta que encontró sus bragas que lo más seguro no combinarían con su vestido de anoche. Pero poco le importo, estaba tan confundida por lo que ocurrió en la noche. Así que las examino un poco y se las puso, tomo unos pantalones y se los coloco con algo de dificultad al doblar sus piernas. Recorrió el pasillo de la mansión bajando las escaleras con cuidado. Vio su bolsa colgada en el perchero, el único objeto intacto y que se había mantenido en su lugar.

░Contrato con Mi Daddy░Donde viven las historias. Descúbrelo ahora