★Sinopsis★
Bill Cipher el demonio de los sueños más poderoso del multiverso; soltero, arrogante y egocéntrico, ser anteriormente el gobernante de los universos y rey de caos y la maldad. Busca extrañamente la compañía con una mortal para distraerse...
Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene situaciones de tema erótico y sexual, imágenes eróticas. Lenguaje ofensivo y vulgar.
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Capítulo VI: Equivocación
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- - Deberían llamarte el rey de los cretinos o mejor dicho el de los imbéciles. – Afirmo molesta la adolescente, aumentando el paso y doblando cada esquina de la calle.
- - Soy conocido con otros nombres, ya sabes; soberano, rey del mundo, amo y señor de toda dominio de la dimensión, el máximo ladrón de las dimensiones, el más sabio triangulo de la providencia y el más temido. – Siguiendo sus pasos y cargando la canasta con el globo. – Y creo que no tienes derecho a ofender a tu proveedor y dueño en este caso.
- - Un globo que dice: "Felicidades por tu primera vez", ¿en letra grande con confeti? Solo porque... lo hicimos una vez. – Dije furiosa y mi cara hirviendo de la vergüenza.
- - Sí, lo hiciste muy bien, así que pensé que merecías un globo para demostrar tú grandeza. – Mostrando la canasta y el globo. – Lo dulces los añadí yo, solo para que puedas saciar tu hambre de golosinas. Adoras mucho los dulces, lo sé por los chocolates que te robaste.
- - ¡Estaba trabajando! – Grito enojada. – Y a ti se te ocurre venir con esto.
- - Mejor aún te ayudara con las energías. – Comento. – Escuche que esas gomitas te rinden energía, igual que te comas una taza de azúcar refinada.
- - ¿Por qué me humillas? – Dijo entre lágrimas y a punto de llorar.
Se giró sobre sus talones para correr lejos de él, doblando la esquina de la calle y cruzando una que otra avenida. Cuando llego a cierto punto para detenerse y calmarse limpiando su rostro, se encontró al sujeto nuevamente con una expresión seria.
- - No te humillo mascota.
- - ¡Todavía eres un bruto! – Viendo a su alrededor a ver si no tenía un carro o una patineta, ya que había corrido lo bastante lejos de él. - ¿Cómo llegaste...?
- - Tengo mis métodos. – Entregándole el sobre con la capsula de color guinda. – Ven te invito a cenar. – Tomando su muñeca sin medir su fuerza.
- - Me lastimas. – Soltando un quejido de dolor.
- - Deja de quejarte mocosa. – Llevándola arrastras a un restaurante fino llamado "El Trébol". – Necesitas cenar algo.
