Capítulo dieciocho

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"Toda mentira de importancia necesita un detalle circunstancial para ser creída".

Prosper Mérimeé


Pasaron varios días. Estábamos por comenzar la escuela, también por terminar el curso de fotografía y faltaba poco para que la tan esperada fiesta del pueblo, sucediera.

Me encontraba en el pequeño salón del centro comunitario. Era nuestra penúltima clase. Enzo nos daría unas instrucciones para nuestro trabajo Final. Seguramente era entregar una serie de fotografías con ciertas especificaciones.

Esperábamos a que él llegara.

— ¿Qué crees que nos deje de trabajo?

La respuesta era bastante obvia.

—No lo sé, es un curso de fotografía, probablemente nos deje escribir algo.

Lo miré fijamente.

—Que chistosa, Olivia—expresó

—Para que haces preguntas con la respuesta tan obvia.

—Parece que alguien no está de humor hoy.

Era cierto, no lo estaba. Cambiar de plan arruinó por completo mi humor y estabilidad.

—Lo siento. No debí desquitarme contigo.

—No te preocupes. Lo entiendo. Yo tampoco he tenido unos días muy buenos, últimamente.

Me tomó del hombro.

—Sabes que cuentas conmigo si quieres hablar sobre cualquier cosa.

Sonreí

—Gracias.

Aarón tenía un raro brillo en sus ojos, el cual se apagó cuando Enzo entró al salón de clases.

—Buenos días—saludó a todos los que estábamos ahí—sé que deben de estar entusiasmados por saber cuál será su trabajo—actuó a sobremanera. Al parecer tampoco estaba de humor—La clase de hoy será corta. Para que salgan a tomar sus fotografías— De su mochila sacó unas hojas, las cuales, comenzó a repartir—En las hojas vienen una serie de instrucciones que tienen que seguir para entregar su trabajo final.

—Aquí dice que tenemos que traer impresa la fotografía, ¿tiene que ser en papel fotográfico? —preguntó una de las chicas que se sentaba hasta adelante.

—Sí, es para la exposición que conseguí hacer para ustedes.

— ¿En donde las expondrán? —preguntó su compañera de asiento

—En la galería. El dueño es mi amigo y conseguí que las pusiera ahí por una noche.

Todos se emocionaron.

—Así que tomen sus mejores fotografías y no me dejen como un idiota.

Muchos no reaccionaron bien a sus palabras, ya que los dejaba como inútiles en el aspecto fotográfico

—Es todo pueden irse. Recuerden que ahí dice que la fecha de entrega es para dentro de dos días. Lupita recogerá sus fotografías durante el lapso que este aquí en el centro comunitario y yo las recogeré con ella. Los veo el viernes en la exposición.

Tomó sus cosas y salió rápidamente.

—Bien colega—me miró Aarón—Comencemos con las fotografías, para ir mañana a imprimirlas a Valle de Iztlacatiliztli, ahí tienen el mejor centro de impresión. Aquí también hay uno, pero no es tan bueno como el de ellos.

—Está bien.

Nos dimos a la tarea de tomar varias fotografías del lugar, a las plantas y al paisaje, incluso nos tomamos entre nosotros.

Entré a la iglesia a tomar varias fotos del recinto. Tal vez no me servirían, pero necesitaba tener la mayor cantidad de opciones posibles.

Había personas orando en ella, no era hora de misa, pero sí escuchaba sus plegarias, las cuales decían en voz baja, como un susurro.

—Creo que no debemos estar aquí, Foránea. No es un buen momento.

—Tienes razón. No es un buen momento.

Al caminar hacia la salida, vi como el párroco salía del confesionario. Era un hombre alto de cabello negro, con bastantes canas en él, no era para nada parecido al joven que vi con Laura aquella noche.

—Buenas tardes, jóvenes.

—Buenas tardes, padre—lo saludé con una sonrisa.

Al salir de la iglesia no pude evitar preguntarle a Aarón sobre el padre de la iglesia.

—Han cambiado al padre—le dije

Él rió

—No sé de que hablas, Olivia

—El padre Juan ha sido el párroco de esta iglesia desde que tengo uso de razón. Él fue quien me bautizó y el que ofició mi primera comunión, seguramente también quien oficiara la misa cuando muera—rió —ese hombre luce así desde que yo era un bebé

— ¿Por qué preguntas eso?

—Cuando recién me mudé vi a otro sacerdote—mentí—pero seguramente me confundí o alguien le jugó una broma a la chica nueva. No importa—sonreí para que no le diera importancia—hay que seguir tomando las fotos, que tenemos que escoger la mejor.

No le tomó importancia a mi comentario y seguimos con lo que estábamos haciendo.

Continuamos tomando las fotografías, fuimos al mercado a tomarles fotos a las personas ahí. A los padres de Aarón trabajando en el puesto, al chico de la florería y al que cargaba las cajas en la frutería.

Enzo nos dio una temática para la fotografía y era sobre lo que se trataría la explosión. Era retratar Tlatlatlillitlán. La imagen debía de demostrar que era para nosotros el pueblo. Podía representar muchas cosas, sus lugares, su gente y sus actividades económicas. Así que nos dimos a la tarea de retratar cada una de esas áreas para escoger la mejor.

Cuando llegamos a la pizzería le tomé algunas fotos a los hermanos Martínez Enciso mientras preparaban las pizzas, si bien, no me servirían para la exposición se las regalaría para que las colgaran en el local, porque no importaban las circunstancias por las que había ido a vivir al pueblo, ellos habían sido buenos conmigo y quería agradecer ese gesto.

Perverso SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora