Capaz no me queres porque a tu lado soy como una moneda de 5 centavos. O porque cuando quiero doblar las sabanas en el aire con mis brazos no alcanzo.
O quizás no me queres porque soy demasiado sensible con las películas románticas. O porque dramatizo demasiado cuando me das una buena noticia.
O ¿te acordás cuando fuimos a una cervecería? Y te conté que no me gusta la birra. Me dijiste que a vos tampoco y después vi que pediste una Ipa.
O a lo mejor no me queres porque estoy obsesionada con la buena ortografía. O porque cuando me piden ropa prestada soy egoísta.
O posiblemente no me queres porque paso gran lapso de mi tiempo hablando con animales. O porque escribo en las noches en lugar de dormir. O porque no me divierte lo que debería hacerme reír.
Tal vez no me queres sólo porque no me queres.
O porque no aprendiste a apreciar detrás de la piel.
O porque viste a alguien mejor que te puede hacer reír.
Hay muchas razones por las que no me queres y muy pocas por las que me queres.—Helocyn

ESTÁS LEYENDO
PENSACIONES
De TodoSi me estás leyendo, estás leyendo pensamientos y sensaciones. Por algo estás acá, no para leer-me, sino para leer-te: cuestionar -tu- vida. De por si la vida se describe por partes, algunas en especial sujetas a la belleza y otras no tanto, pero to...