IV. ¿Qué paso anoche?

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Desperté sintiendo a Miley Cyrus destruir mi cerebro con su bola de demolición.

Tenía un dolor de cabeza más horrendo que el de ayer. Miré a mi alrededor para encontrarme vestida y tapada en mi cama.

No sabía donde estaba Kim.

Ni como llegué a casa.

Mi cartera estaba en el suelo, pero estaba cerrada.

Así que no me habían robado, por suerte.

Mi celular, las llaves de casa, del auto, un vaso de agua y una aspirina estaban en mi mesón.

Me senté lo más despacio que pude y agarré la pastilla. Me la tomé con el agua y vacié el vaso de un trago. Revisé el celular, vi la hora y noté las 4 llamadas perdidas y 8 mensajes.

14:57 pm.

Tres llamadas perdidas de Kim y...

Una de mamá.

En cuanto a los mensajes, cuatro eran de Kim diciendo que estaba viva, con la cabeza dentro de mi inodoro pero bien. Y los cuatro restantes eran de un número desconocido.

De: Número desconocido:

"Espero que estés viva."

"Te dejé unas pastillas a ti y a tu amiga. El cambio está en tu bolso, el auto en el garaje y las llaves en tu mesón."

"Las dejé a ustedes en sus respectivos cuartos ya que se habían desmayado (ambas) y luego me fui. Ni siquiera me paré a descansar mis brazos adoloridos por cargarlas."

"Ah, también, los vídeos prometo no mostrarlos a nadie. Para que luego no digan malas cosas de mí, saludos, 'Tam'."

Wow...

No podía cerrar mi boca luego de leer aquellos mensaje. Siquiera podía creer que alguien se hubiera dado semejante trabajo, de mantener a dos chicas a salvo de...

¡No sé! ¡Podían haber pasado muchas cosas!

*Nota mental* Ir a darles las gracias personalmente a Sam.

Además... ¿Cómo supo cuál cuarto era de cada quién?... ¿Los carteles con nuestros nombres afuera de cada habitación fueron demasiado obvios?

Me levanté a buscar y la encontré tirada en el piso del cuarto.

Parecía muerta.

-¡LEVÁNTATE, MORSA! -susurré enojada y le aventé el vaso de agua que estaba a su lado. No se había tomado la pastilla.

-¡¿QU...?! -no alcanzó a dar su grito de sorpresa ya que se ahogó un poquito con el agua-. ¡¿PERO QUÉ TE PASA, TARADA?! -me miró desde el suelo.

-Te lo merecías, por zorra.

-¿Por qué por zorra? -preguntó con un puchero.

-Porque yo lo digo.

Me miró por unos segundos y luego dejó caer su cabeza nuevamente a la alfombra.

Me acerqué y la tomé de los brazos depositando su cabeza en los pies de la cama y sus pies en la cabecera.

No tenía tanta fuerza como para colocarla bien, ¿okay?

Le hice cariñito en la cabeza y le traje más agua para que se tomara la pastilla anti-dolor-de-martillo-de-Miley.

Que buena amiga soy.

Cuando Kim pareció volver en sí, se sentó y me miró.

-¿Cómo llegamos aquí? ¿Más bien, cómo llegué a este cuarto siendo que estaba tan inconsciente que podía pasar como un cadáver? Y dudo mucho que tú me hayas traído aquí, siendo que estabas peor que yo.

Sueño de una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora