¿Cuando fue la última vez que estuve a tu lado? ¿Cuando fue la última vez que te has preocupado por alguien más a parte de tí? ¿Cuando fue que dejaste de ser tú, a ser alguien más lejana, más ausente, más fría?
De cierta manera tengo muchas ideas vagas en la cabeza. ¿Cuando fue la última vez que comí algo casero de tus manos? ¿Cuando fue la última vez qué me dijiste te quiero? ¿Cuando? ¿Cuando?.
Muchas preguntas sin respuestas, aunque creo que sí las hay en lo más profundo de mi corazón, el lo sabe solo que es testarudo y busca la razón o motivo de apañar toda tu frialdad y tu manera de ser tan diferente a lo que eras antes.
No sé en que nos hemos equivocado, no sé que he hecho yo, o que has hecho tú, pero solo se que siempre termino con el alma y el corazón en las manos.
Sea como sea no creo que haiga una manera de cambiarte, porque nunca buscas ver la verdad más allá de tus ojos, tratas de que cada acción tuya tenga una razón de trás, nunca te disculpas, nunca dices.
- ¡Siiiii! He fallado y pido perdón
Solo buscas esconderte tras de ese espejo que tú misma has creado, con el correr de los años.Pero lo único que puedo decirte, es que aquella niña que abandonaste a su suerte no es la misma, y nunca lo será. Las marcas que tiene mi alma y corazón, nadie lo sabrá, estos sentimientos que albergan en lo más profundo de mi ser me acompañaran por el resto de mis días.
En su momento deseaba tenerte conmigo, sentir tu apoyo, que me escucharás, pero no fue así, hicieron caso omiso a mi forma de actuar, a mis falsas sonrisas, a todo.
Se que debería dejar que el destino siga su curso, el mío fue trazado desde hace mucho, en ocasiones la quise cambiar, quise regresar el tiempo para transformar mis lágrimas, por sonrisas, esa mirada triste, por una de amor y felicidad. Tantas veces de querer acabar conmigo no creas que no lo he intentado, las pesadillas siempre volvían y se convertían en mis días de tormentos y soledad.
Refugiarme en mis cuatros paredes era mi pan de cada día, cuando caía la noche, el siempre venía, venía a recordarme lo ultrajada, sucia y vacía que estaba.
Se burlaba en mi cara de mi condición, de mi tristeza, de mis lágrimas, no me quedaba de otra que verlo sentarse a mi lado y solo me quedaba cerrar los ojos orar que esto no esté pasando esperanzada de que algún día se fuera.
Pero mis noches cada día se hicieron más oscuras, dolía cada vez más, y solo pensar que me visitarias en mis sueños, ya no deseaba cerrar los ojos.
- ¡Por qué! ¡Por qué! Maldición
Dolía tanto como respirar, las lágrimas rodaban por mi mejilla, esas que nunca nadie se percató de que existían.
Dolía y seguirá doliendo mi lucha interna aún no acaba, y no acabará. Viviré con ella hasta mi último suspiro.