¡Dejarlo ir!

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Ayer me encontraba en un momento bastante crítico de mi existencia, tenía tantos pensamientos vacíos y dolorosos, sé que yo misma me auto lastimaba, recordando, indagando en lo más profundo de mi memoria, volviendo a abrir el gran baúl de los recuerdos.

Muchas veces me he planteado la idea de cambiar de perspectiva, verle el lado bueno a todo, y cuando digo todo, me refiero a esas cicatrices que forman parte de mi pan de cada día, y que de alguna u otra forma me ha hecho la persona que soy.

Me han forzado en mantener mi poca cordura, hasta me da risa decirlo, pero creo que todos en algún punto de nuestras vidas, se nos acaba la poca cordura que nos queda, hay situaciones que mentalmente, psicologicamente y físicamente nos quiebra, hasta un punto de no retornar.

Por ello muchos recurren al suicidio, tienen depresión severa, etc, no juzgo a ninguno porque sé que todos somos diferentes y enfrentamos nuestros demonios de maneras distintas.

Años atrás me veía indefensa en mi habitación, sentada en el piso de mi cuarto, enterrando mi rostro entre mis piernas y llorando desconsoladamente, lastimandome y volviendo a abrir esa misma herida que he perdido la cuenta de las veces que me las he vendado yo misma

Esa era yo, una chica sin personalidad, débil, derrotada, herida, destruida por dentro y por fuera, pensando en que decisión tomar si era mejor tomar la decisión de liberarme de las cadenas que me atan a este mundo que solo me ofreció mucho dolor y odio.

¿Pensé que sería más fácil? Saltar de ese estúpido puente acabar con mi vida o tragarme esas pastillas que constantemente las consumía para mantenerme a raya. Cómo la pendeja que soy, me di cuenta que no tenía la fuerza ni la valentía de tirarme de un puente y ser comida por esas pirañas o lo que fuera que haiga allí abajo.

Entonces decí tomar todas las pastillas que tenía en mi camino, busque un vaso de agua y las tomé una a una, no sé cuántas de ellas abre ingerido. Solo se que me quedé dormida, y me he despertado al día siguiente como si nada.

Parecía gracioso ver cómo la vida me gritaba en la cara lo loca y estúpida que fui en hacer eso, no hubo ningún resultado de mi supuesto suicido. Tal vez no lo hice bien, o solo la vida, el destino, Dios quién sea me ha dado otra oportunidad de cambiar mi vida, mi mentalidad, mi manera de ver todo lo que me rodea.

Fue tan irracional lo que pensé hacer, ni siquiera me pasó por la mente el dolor que iba a causar en mis familiares, en las personas que me aman. Yo solo tenía en mi mente una cosa, y esa era desaparecer, deja de existir, de respirar, porque de esa forma, tal vez, solo tal vez, los tormentos de cada noche iban a desaparecer, ya no dolería, ya no sufriría ni mucho menos lo recordaría.

Hoy siendo una chica adulta, con 23 años miro al cielo, dónde se ven las hermosas estrellas que adornan el cielo, me viene a la mente las veces que me pasado horas viendola todos los días era un hábito mío, sentarme fuera de mi casa y hacerlo  de cierta manera creo que me traía paz, por más idiota que suene contaba una por una, así como las estrellas quería ser libre, sentirme libre.

Por eso en este día me he replanteado la idea de volver hacer el ejercicio de soltarlo todo, hoy mismo he tomado esa decisión. Se que esto vivirá por siempre y para siempre conmigo, pero es hora que deje de torturarme a mi misma y echarme la culpa de algo que no cambiaré más.

Dejar de autocompadecerme, es momento de dejarlo ir, inhalo y exhalo.
¡Me libero de las cadenas! ¡Me libero de todo lo que me ata, hecho fuera de mi vida, cada recuerdo horrendo, dolor, lágrima, odio, rencor, tristeza, depresión, enojo, rabia, ira, todo todo!
Es hora de empezar de nuevo quiero ser un ejemplo para los demás, se que no todo cambiará de la noche a la mañana.

Pero ¡Debo dejarlo ir! Me despojo de lo que no me hace feliz, pasar página, cerrar un capítulo de esta historia que tarde o temprano tendría su final no sé si sea feliz o triste. Pero era momento de reescribir la historia, mi historia, se qué tal vez este pequeño diario mío no sea leído, pero no importa.

Aquí dejo plasmado, lo que necesitaba dejar ir... Cierro los ojos por un momento y me deleito con el aire que ingresa en mis pulmones, se siente maravilloso saber que puedo respirar sin sentirme mal. Es mi momento de levantar mi mirada y sonreír porque yo misma he decido cambiar la dirección de mi destino.

Esta vez seré yo quien tome la iniciativa de ser una chica con metas y sueños, buscar mi felicidad, amarme a mi misma aceptarme tal cual soy.

¡Es momento de dejarlo ir!
Lo dejo ir....

Mi diarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora