Tan solo tú...

Capítulo 16

     ——¿Todos están aquí? —preguntó Canadá. Me sorprendia lo organizado que era. Sí, sé que he vivido, literalmente, décadas con él, pero jamás llegué conocerlo de esa forma. De una forma que no sea campante, alegre, y dando frases motivacionales como "You can do it!"

   —¿No puedes decir por qué estamos aquí? —alzó la voz Ucrania.

   —Darling, ya lo sabrás cuando lo veas—sonrió, de su cara salió ese seño fruncido.

   Ucrania, necesito que me enseñes, mucho.

   Y bien, básicamente la reunión de la ONU acababa de terminar. No es como que odie a la ONU y a sus reuniones aveces algo innecesarias. Pero podía irse a la mierda, porque sus reuniones aburrian, pero esta sin duda alguna acababa de exacerbar lo límites, todos los límites posibles, todos Lo límites que nunca creí que existieran, y todos los límites que jamás creí que alguien pudiera traspasar.

   —Hijo, yo no soy tu madre biológica ni nada, pero ya debes de decírmelo. ¿Cual es la razón de todo? —me preguntó Francia.

   No estaba listo, perdón, pero ¿que se supone que le diría?
   "Francia, la razón por la que estás aquí es porque voy a declararme a Perú, sí, la tercermundista, no, no me amenazó con una pistola ni me puso un cuchillo en la garganta"
   De igual forma, nunca le dije Francia de todas mis aventuras vividas a sus espaldas, y de las veces que traje tanto a chicos como chicas a mi habitación y pasamos una noche de sexo desenfrenado, para que al día seguiente no me acordara ni de su nombre. Aunque si me dolía el trasero, con seguridad había sigo un hombre.
   Solo me digné a mirarla, porque era lo menos vergonzoso que podía hacer en este momento.

   —Mamá, lo mismo va para ti —contesta Canadá —. HEY! ¿A dónde crees que vas Polonia? Tú te quedas aquí —gritó.

   Salió corriendo tras la polaca.

   —Usa, ya Chile y Argentina se encargarán de ella, tú solamente repasa todo lo que te dije —Bolivia se acercó a mí. Este chico tenía lindo ojos, pero ahora parecía cansado, más de lo usual.

   —Gracias, pero sigo creyendo que eres tú el que debería de decirle esto a ella, y no yo.

   —¿pánico? ¿Miedo a ser rechazado?

   Mi silencio lo decía todo. Yo era quien rechazaba, yo era quien elegía con quien darme una revolcada, YO era al quien le hacían toda una escena para que al final le respondiera con un pétreo y abrupto: NO.
   Ya ves que el universo da vueltas. Y esta vez dio uno tan fuerte que temo caerme de este.

   —No hay problema, también tengo miedo al público, pero tal vez te diga que sí. Tal vez te diga que sí, quiere ser tu novia y futura esposa. Aunque lo último no es muy probable.

   —Como que estoy más desmotivado.

   —No. Perdón. Me refiero a que, el primer amor nunca es eterno.

   —¿Cómo lo sabes si nunca te enamoraste?

   —Hey, ¿quién dijo que no? Es solo que ese amor a veces no es el indicado. Sí, te hace sentir único e inalcanzable, es como una droga, pero yo creo que no llegaras a casarte con la primera persona que te haga sentir eso... ¿Que tan Disney tiene que ser el mundo para que eso funcione así?

   —Lo suficiente como para que dejes de engañarte a ti mismo.

   —Shhh, esto no trata de mí, trata de tu rara obsesión en creer que esto funciona así.

   Este chico, Bolivia, era el País más deprimente a la hora de motivarte. No sé, pero la anterior vez se le murió el perro a Chile, Bolivia fue a motivarlo, y al regresar Chile estaba llorando a moco tendido.

   —Solo le dije que los perros no son para siempre, y que fue absurdo de su parte creer que él viviría hasta que él muriera, cuando sabe perfectamente que un pais puede vivir hasta siglos, y que la edad máxima que pudo tener su perro era de 15 años. Y sí, es una lástima que lo hayan atropellado, pero ¿que culpa tiene el conductor si su perro se metió en media pista cuando los carros estaba transitando tranquilamente?

   Fue su excusa cuando le pregunté por qué fue que Chile regresó con más ganas de llorar.
   Nada era eterno para él.

   —Simplemente creo que el amor es efímero.

   —Alguien vendrá algun día y te hará desear lo contrario.

  —Eso no es... Espera. Ya llegaron.

   Vi a Perú salir del edificio, estaba riendo junto a sus hermanos, ellos fingía una sonrisa, otros la forzaban, pero ningún estaba riéndose de verdad.
   Yo les dije que actuaran natural.

   —Hola, Usa. —Saludó.

   —Perú, debo decirte algo.

   Ella solo me miraba con una pequeña sonrisa, no tenía ni idea de lo que le esperaba.

   —Perú, eres un país inigualable. Y creo que Mexico no está ni por asomo a lo que se refiere en gastronomía...

   —Oye!!! Estoy aquí, pendejo de mierda!!!

  —... Eres muy chistosa, divertida y lírica. Siento que mi vida mejoró cuando pasé tiempo contigo, porque constantemente estoy estresado pero, ¿qué crees? Sopresa sorpresa, tú eres la que me hace olvidar cada aspecto de mi vida y la que hace que no pueda conciliar el sueño al preguntarme varias cosas que tienen de base la palabras "¿Y si..." —mis manos comenzaron a sudar, y yo solo veía su rostro sin expresión alguna —. Me hiciste sentir verdaderamente este sentimiento. Me hiciste sentir mariposas. Y me hiciste querer tenerte, de todas las formas posibles.

   Todo se quedó en silencio, ¿a dónde se habían ido los carros, los transeúntes? ¿En serio el universo acababa de mover hilos para que todo el mundo se quedara callado a la misma hora, en el mismo segundo preciso?

   —Me hiciste ... Sentir amor. Y estoy harto de seguir preguntándoselo a la nada, ¿te gustaría ser mi novia?

  ¿Cómo se respiraba? ¿Cómo se hablaba? ¿Cómo se habría la boca, sin que inconscientemente un hilo de voz escapara de esta en forma de alarido?
   Perú me miró, y me miró, y me miró.
   Sus hemrnaos tenían la boca tapada, diría que estaban ansiosos como yo.
   Canadá tenía las lágrimas asomándose por el rabillo de sus ojos zarcos.
   Bolivia era el único que tenía los brazos cruzados, viéndome como si acabara de cometer el peor error de mi vida. No sonreía, como Francia. No estaba absorto como Reino Unido. No estaba al borde de las lágrimas, como Canadá. No estaba con la boca tapada, pasmado por lo que acababa de decir como todos lo presentes.
   Estaba meditabundo. Absorto en sus propios pensamientos. Viendo cada facción de mi cuerpo, y como es que fruncia las cejas, exasperado por la falta de respuesta de Perú.

   Finalmente ella asintió. Asintio con la cabeza. Y la mia acababa de volar de la emoción. Tenía una pequeña sonrisa.
   ¿Me creerías tú, querido lector, si te digo que YO estaba a punto de llorar de la alegría?
  Porque, a la mierda la cuarta pared, creo que iba a saltar, creo que YO era el país más feliz en este momento.
   Los vítores se alzaron, a pesar de que con anterioridad no haya sabido por qué estaban aquí en primer lugar.
   El rostro de Bolivia se contorsionó. Se pasó una mano por su cabello, tomó del brazo a Chile, que estaba sonriendo, pero cuando Bolivia se acercó a él su sonrisa desapareció. Por un momento creí que se besarían.
   Perú, que estaba asintiendo con la cabeza, empezó a moverla de lado a lado. Frunció los labios. Y yo quería salir despavorido de este lugar.

   —No.