Media hada(Black Clover) (OCxYuno)

☘️Dos tréboles del pasado

La hierva se dobla, vulnerable ante la brisa  veraniega. El verde oliva, el verde manzana y tantos tonos más se pintan y gobiernan los alrededores del pueblo de Hage.  Cuya única atracción decora el horizonte. Es algo extraño, intimidante y fasinante. Un vestigio y un legado del pasado. Un descomunal e inmeso cráneo. Grande como una montaña, echo de hueso grueso aún pálido. Por las noches, su gloria pérdida casi renace. El esqueleto tiene mandíbulas vacías que sugieren haber albergado una dentadura mortífera. Dos cuencas  y una tercera en la frente, evidencian que en vida, el demonio tenia tres ojos. Dos cuernos curvados hacia atras abultados con las puntas finas, oscuros como cenizas  sobresalen de la cabeza. Aquel era el único rastro que dejó una leyenda conocida por todo el reino del trebol y mas allá de sus fronteras.

Ahí en la región olvidada ,hace quinientos años, antes de que el pueblo fuera construido y nombrado; surgió el Rey mago. La mirada de Yuno aprecia el ocaso bañar de colores cálidos el cielo,las nubes, el pueblo y la iglesia en la que vive. Sus ojos dorados se fijan en el cráneo del demonio, siguen de largo y se quedan admirando la estatua en la cima echa de piedra.

El primer Rey mago.

Yuno desea ser el próximo rey mago.

Pero es un plebeyo , por más que la hermana Lily y el Padre insistan en su talento y potencial. Aún existe un margen bastante grueso. Tal vez, no tuviese el poder mágico suficiente. Era bien sabido que la nobleza y la realeza tenían más maná que la gente simple como él. Apretó los labios frustado consigo mismo. Era ridículo que tuviese tantas inseguridades.
Admiraba a Asta por eso.

Yuno intentaba no llamar la atención y Asta sin pensarlo atrapaba la de todo el mundo. Yuno hablaba poco y Asta sin fatiga. Asta no tenía miedo, Asta siempre sonreía y estaba confiado. Él si era capaz, no de decir, si no de gritar que quería ser Rey mago.  Aunque, aún, no mostraba  ningún indicio de magia, tenia los ojos fijos y una voluntad que sobrepasaba por mucho su edad o estatura.

Yuno no lograba eso. No todavía al menos. Alejo su mirada del monumento y volvió a su labor de secar la ropa.  La sabana, gris por años de uso, se mese de un lado al otro, girando en espirales gracias al viento creado por la mágia de Yuno, este mismo se encarga de  plegarla y dejarla en la cesta. Yuno pasa a la siguiente.

-¡Muy bien! ¡Esta es la última!- exclamó  Asta  saliendo de la orilla del río cargando un edredón húmedo en los brazos, logrando mojarse el pecho y los brazos además de las rodillas. Su acostumbrada sonrisa y ojos verdes vivaces.– ¡Ahí va!–.

Asta flexiona los brazos y con una fuerza inesperada le arroja el edredón mojado. Yuno levanta las manos,la sensación bajo su piel como un soplo que sale de su cuerpo ,y adquiere la forma de ráfagas  que sostienen y exprimen el edredón.

Mientras Yuno dobla el edredón ,los ojos de Asta recorren el río en que lleva metido una hora entera. El atardecer refleja sus tonos en el agua, un par de flores flotan río arriba y se quedan atrapadas en algo azul.  Sus ojos se abren más  por reflejo, y aunque ya tenía la boca abierta para llamar a Yuno, darse cuenta de que las flores se enredaron en el cabello de alguien, alguien  pequeño que no se movía y era arrastrado por las aguas cristalinas lo lleno de tanta urgencia que guiado por su instinto, corrió de regreso al río, su piernas lentas en cada zancada y el agua subiendo desde sus tobillos hasta su barbilla, la corriente arrastro la figura hacia sus brazos abiertos. El peso extra lo lleva a tener la cabeza bajo el agua, Asta patalea y con una bocanada desesperada sale a la superficie.

. --¡Yuno!-- grita a todo pulmón, golpeado por el miedo. No sabía nadar... Las aguas lo empujan, apenas puede mantenerse a flote con la niña incosciente que aferra.Agua entra a su boca y no deja de mover las piernas batalla para que la cara de la forastera no se hunda.