Me acuesto sobre mi pequeña cama tirándome con mis brazos y piernas estiradas, la cabeza no deja de darme vueltas, gracias a Dios mis padres no se han dado cuenta de que acabo de llegar o si no habría más caos sobre este techo, decido pararme a buscar una pastilla para el dolor de cabeza y de paso pegarme una ducha para quitarme el olor a alcohol que traigo encima, dentro de unos minutos más tengo que bajar a desayunar y actuar como si nada hubiera pasado para poder ir a la universidad. Se que esto de estar con resaca e ir a la universidad no suena nada bien, pero es muchísimo mejor que estar en mi casa se los aseguro.
Abro la ducha, esperando que el agua llegue a su temperatura adecuada, entro dejando que cada gota de agua caliente climatice mi cuerpo, tomo entre mi mano el shampoo y empiezo a masajear mi cabeza, divago entre mis pensamientos que no hacen más que viajar a lo sucedido la anterior noche no se en qué momento se me paso por la cabeza liarme con McCollen, no seré la más santa, pero yo no voy con eso de liarme con cualquiera en una fiesta. Se que estamos en la misma universidad, pero no volveré a cruzarme con él en mi vida y menos después de lo sucedido, aunque no seamos personas cercanas, se el tipo de persona que es. Y más que verlo a el no quiero enfrentarme con Hillary Miller su cuento, no son nada serio, pero yo no quiero hacer parte de su juego, Hillary es la más cotizada por los chicos y adivinaran el por qué, sencillamente es la más fácil de conquistar no se si es que ella misma no se da cuenta que cambia de persona como cambia de ropa interior, y cuando termina con alguien hace el espectáculo más grande que puede, pensándolo bien no sé quién es más estúpidos si ella o los chicos con los que esta, porque ellos saben los shows que arma.
Tomo la toalla entre mis manos y me en vuelo en ella, salgo aspirando todo el vapor del agua que abunda en el baño, es una de las mejores sensaciones, alisto mi ropa un jersey blanco, unos jeans oscuros y mi chaqueta de cuero, recojo mi cabello en una coleta y me aplico un poco de maquillaje para ocultar lo agotada que estoy, las ojeras que me acompañan muestran lo cansada que estoy. Escucho el ruido que hace mi madre todas las mañanas cuando va a empezar a hacer el desayuno así que, bajo para saludarla.
-Hola mama- digo sentándome en el comedor
- Hola cariño – dice sin mirarme, mientras revuelve la olla del chocolate – anoche no te escuche llegar ¿a qué hora te devolviste a casa?
Preparo mi perfecta mentira para que ella no empiece a regañarme sé que ella y Steve duermen temprano cuando todo está bien y ayer era un día de esos – Mas o menos a las doce, no recuerdo muy bien de lo cansada que llegue- Si supiera que en verdad llegue en la madrugada más o menos cálculo que a las seis de la mañana, me estaría mandado mil regaños encima.
- ¿Te viniste en taxi o Eliot te trajo? – se volteó finalmente pasándome un plato con una tortilla de huevo y una tostada.
-Me trajo Eliot el no tomo en toda la noche – mi madre sonríe mientras me pasa la taza de chocolate y se sienta al lado mío
-Es un buen chico- eso piensas tu madre, si supieras que en verdad me dejo tirada en la casa de un chico borracha y me dejo cometer el error más grande de mi vida. No me emborracho muy seguido en las fiestas, esa noche lo hice solo para tratar de quitarme los problemas que traigo desde casa y sé que eso no está para nada bien, pero no encuentro otra escapatoria, ni siquiera le he contado Maia siendo mi mejor amiga lo que está sucediendo, ella y Eliot si me han dicho que últimamente no cargo la alegría que solía llevar todos los días, pero ... qué puedo hacer si no me siento ni siquiera en las condiciones de hablar con alguien sobre esto.
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PROMETO HACERTE DESEARME
Roman pour AdolescentsUn simple acto puede causar millones de consecuencias. Para Astrid todo lo ocurrido es un error y para Damaian es un rumor más. Para Astrid, Damaian tiene la culpa de todo y espera que por la reputación de el y de ella se quede callado. Pero Dam...