Capítulo 7

115 8 0
                                    

Hanna Strong

—Hanna, no te preocupes, todo estará bien, me tienes a mi, yo te protegeré amiga, recuerda qué tú mamá te cuida desde dónde quiera qué ella esté, no estás sola, chica

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Hanna, no te preocupes, todo estará bien, me tienes a mi, yo te protegeré amiga, recuerda qué tú mamá te cuida desde dónde quiera qué ella esté, no estás sola, chica.— me dijo suavemente Nova mi loba, ella siempre sabía cómo me sentía, sola, sin una persona en el mundo, realmente es triste.

Nuevamente empecé a sentir qué mi loba estaba demasiado inquieta, era muy extraño hasta qué, me gritó por la conexión qué teníamos ella y yo, «Nuestro mate está justamente cerca, así qué sumérgete y no salgas, nos volverán a alcanzar si les dejamos encontrarnos, así que, nada
rápido Hanna, ¡AHORA!» yo concordé con ella y me sumergí en el agua, nadé en lo más profundo, sostuve mi pulsera y cerré mis ojos pidiendo qué me apareciera en dónde tenía mis pertenencias y en un instante ya me encontraba allí.                         

Agarré mi mochila y desaparecí lentamente, cómo ya era mi último día allí, me aventuré a caminar tranquilamente y realicé mi maleta nuevamente, me despedí de los amigos de mi madre, para después ir en dirección al aeropuerto.

Cuando finalmente estuve en el avión me dediqué a relajarme y dormir un poco, pues Francia queda a una hora de Italia.

Al llegar me recibió la hermosa noche, la Luna estaba hermosa, al salir del aeropuerto me dirigí a buscar un hotel dónde quedarme, ya qué yo tenía pensado andar una semana por aquí.

Ya era de noche, pero eso no me impedía pasear por toda la ciudad, en el camino compré un croassant junto con una ensalada y un agua al tiempo.

Caminaba por las calles de Aveyron, cuando comencé a escuchar unos gritos, me acerqué sigilosamente para ver mejor y noté qué era un hombre obeso, el cuál estaba tratando de quitarle la ropa a una pobre chica, eso era una atrocidad, no iba a permitir qué eso pasara, me acerqué hasta él y le dí un buen puñetazo en la espalda, él quería voltearse, pero su espalda se lo impidió, al parecer se la disloqué a lo grande y terminó en el piso.

—Est-ce que tu vas bien fille, est-ce que ce salaud t'a fait quelque chose?— (¿Estás bien chica?, ¿Te hizo algo ese malnacido?).

La muchachita negó con la cabeza y yo la ayudé a levantarse del suelo, ella me agradeció por ello.

—Merci beaucoup pour ce que tu as fait, sans toi j'aurais très mal fini.— (Muchas gracias por lo qué hizo, sin usted yo hubiera terminado muy mal).

Yo asentí y le dí un abrazo reconfortante, ella me abrazó y comenzó a llorar, yo le ofrecí una servilleta qué traía, por si la necesitaba.

La acompañé hacía su casa, pero mi loba me estaba diciendo qué, ella no sentía muy segura a la muchacita, qué podía oler el peligro qué ella corría, pues además de eso la muchachita se veía con miedo, la podía oír respirar entrecortadamente.

Realmente nunca me ha gustado ver a las personas sufrir, me gusta ayudar a la gente qué lo necesita, pero si ella no me decía nada no podría ayudarla.

La Beta En LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora