La Incertidumbre De Aquellos Miedos

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—¡Ya viene tu cumpleaños!

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—¡Ya viene tu cumpleaños!

—Veintiséis años Marry.

—Si, lo se chicas. Ni se si quiera celebrarlos.

Me tomo mi taza de chocolate caliente, las miro y veo que no me dejan de mirar, estaban extrañadas por mi actitud, y si, hoy no estaba en mis mejores días.

—Chicas estoy bien.

—Y te atreves a mentirnos en la cara. —responde Tris sentándose a mi lado.

Era un viernes tranquilo, casi no había clientela entrando a la cafetería, todo estaba limpio con música clásica al fondo haciendo que el ambiente sea agradable para las personas igual que las delicias eran olidas hasta las extremidades donde uno quedaría encantado con ellas.

— Pero si es verdad, estoy bien.

—No, no lo estas. —veo a Leslie comiendo una galleta con canela, por mientras que toma asiento en nuestra mesa—. Así que nosotras cambiaremos esa actitud y energía.

—Tengo una idea increíble para eso. —Tris planeaba cada salida, cualquier locura era planeada por ella, claramente salía increíble nuestras experiencias.

—Y no habrá un NO de respuesta.

Esa misma noche estaba preparando mi pequeño equipaje en una vieja mochila que tenia de años para irme a la casa de campo con padre o cuando iba con Laurie a la casa de playa. Por mientras que ordenaba mi ropa, veo a Laurie pasarse detrás de mi sin decir ninguna palabra, estaba extraño hoy. Respiro, dejo la ropa ahí y sigo sus pasos hacia el patio, el aire me abraza con una rapidez increíble haciéndolo agradable.

Veo que prende un cigarrillo que con delicadeza se posa en sus labios, me acero y lo abrazo por detrás, haciendo que su cuerpo reaccione con sorpresa.

—Deja ese cigarrillo amor. —hace un sonido con sus labios y veo caer el cigarrillo al suelo, apagándolo con la suela del zapato—. Puedo saber que ocurre amor. —indago posando pequeños besos en su espalda.

Se da la vuelta, posando sus manos en mis mejillas, sonríe y me besa, haciendo que me quede sin aire, mis manos posan en su pecho agarrándome de él, antes que caiga por su energía. Abro mis ojos y ahí estaba sus ojos posados en mí, se veía cansado, su barba estaba creciendo, sus pequeñas arrugas de expresión en sus ojos o las pequeñas líneas que se posan en su hermosa sonrisa.

—Estaré solo y no me gusta. —responde negando y frunciendo el ceño.

—No estarás solo, esta Perla y Nieve contigo. —veo que cierra sus ojos y los abre como el gato con botas, niego y le doy un beso en sus labios—. Solo serán dos días.

—¡Dos días es demasiado! —me comienzo a reír, enserio mi esposo se está convirtiendo en un pequeño.

Creo que tiene un síntoma raro espositis aguado.

Si los pétalos se cayeran [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora