𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐖𝐡𝐢𝐬𝐩𝐞𝐫𝐬~||❍︎𝐊𝐨𝐨𝐤𝐌𝐢𝐧

︶꒷꒦【5】꒦꒷︶

Las imágenes seguían confirmándome que la persona que aparecía a su lado, era yo. No había duda, esa persona desbordaba lo que realmente sentía por quien me estaba arrebatando jadeos tras jadeos.

Mis piernas flaqueaban, mi cuerpo vibraba en profundo calor, y mi mente colapsaba ante el mar de sensaciones.

A qué se debía esto, qué es lo que era, por qué su tacto dolía y despertaba la viva nostalgia en mí.

Ahogué un grito cuando nuevamente fijó sus ojos en los míos.

— "Has despertado, mi monstruo favorito" — alabó con su tono de voz característicamente suave, provocando que mi piel, se erizara aún más como si fuera posible.

Cerré los ojos, y le escuché reír.

— "Ahora está por comenzar lo mejor" —

Me asusté tras sus palabras, no había dudas en ellas; claramente, él ansiaba demasiado hacerme daño.

— "Jimin-ah" —

Mi conciencia de poco a poco regresaba; mis manos picaban por recorrer la tersa piel que brillaba ante mi vista. Tragué grueso mientras él reducía la cercanía entre nuestros labios, e internamente ansiaba tanto su tacto que no me reconocía a mí mismo.

— "Dulces y lujuriosos labios" — susurró encima de estos.

Los iris de sus ojos, se encontraban bañados en rojo carmín, podía verme a través de ellos, dejándome en claro la tristeza, la soledad y el ansia que les abrigaba.

Mi corazón se oprimió, y sin detener el sentimiento que gobernaba a mi conciencia, tomé su rostro entre mis manos; sus dedos, aun hurgaban en mi entrada, por lo que mis labios, se entreabrían ante el apogeo de estos.

— ¿P-Por qué dueles? — cuestioné en un susurro, apreciando cada centímetro de su expresión.

Su mano libre, recorrió mis muslos, hasta llegar a mi pecho, posándose en el lado izquierdo, justo donde mis latidos se sentían más frénicos, en mi corazón.

— "Ya que me has recordado, no hay nada que detener" — dijo con el tono de voz tan tenue, más suave, y lírico que lo común.

Tenía miedo, pero ya no de él; mi cuerpo estaba abrigado de temor, hacia mí mismo.

— "No te martirices" — susurró a la vez que su mano ascendió hasta mi cuello — "Al fin, hemos de encontrarnos" — sus labios rozaban con sutileza los míos — "Cara a cara" — sus falanges, me hicieron abrir de más la boca, y sus ojos brillaron ante mi vergonzosa imagen — "Y cuerpo a cuerpo" — terminó de decirme antes de retirar los dedos de mi interior.

Alejó mis manos de su rostro, y con suavidad la posó sobre su pecho, intenté alejarla tras sentir que su piel estaba más caliente que mi propio cuerpo, sin embargo, continúo bajando mi mano por ese campo, hasta llevarla a posar sobre su hombría, la cual sobresalía en demasía.

Sus ojos no dejan de observarme, por lo que, el palpito de mi corazón, empezaba a elevarse aún más, y no sé a qué se debió, pero mi mano acarició sobre la tela de la prenda.

— "La experiencia siempre la has tenido" — siseó con obviedad.

Tragué grueso, porque de una u otra manera, mi otra mano recayó hacia el broche de su pantalón, por lo cual, alzó una ceja, ante mi curiosidad.

— "Hazlo" — incitó a mi silencio.

Cerré los ojos mientras mis manos deshicieron el broche de su vestimenta.