𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐖𝐡𝐢𝐬𝐩𝐞𝐫𝐬~||❍︎𝐊𝐨𝐨𝐤𝐌𝐢𝐧

︶꒷꒦【2】꒦꒷︶

A la mañana siguiente, ya no podía distinguir entre mi estado mental estable, o la misma ansiedad viviendo las 24/7 en mi cuerpo.

Al abrir los ojos yacía en mi cama, completamente abrigado, sin percibir un solo rastro de frío.

Mi garganta dolía, o parecía estar inflamada, pero no recordaba haber gritado tanto para llegar a eso. Intenté levantarme, sin embargo, un dolor de cabeza me hizo cerrar los ojos con fuerza y aferrarme a las sábanas como soporte.

Al menos pasé como cuatro minutos de ese modo antes de poder salir de la cama entre leves suspiros; no obstante, la realidad volvió a golpearme.

Quería hacer caso omiso a lo que me había pasado en la tarde del día anterior.

— Solo fue un sueño, Jimin — me dije intentando evadir, otra vez, la intensa vista sobre mí.

Caminé hacia el baño, y al llegar al espejo, se ató un nudo en mi garganta.

— "Buen día, mi monstruo favorito" —

Era él, no era un sueño, podía verlo desde el espejo. Su cabello negro, cayendo hermosamente a los costados de su rostro, sus labios seguían del mismo color de antes, y sus ojos...

Ya no eran rojos.

Sus susurros, cada vez los podía escuchar más de cerca, mis ojos no dejaban de concentrarse en los suyos, parecía haber una fuerza mucho mayor que mi propia voluntad.

«Estás loco, Park. Estás loco.» me repetía sin cansancio.

— "No sabes lo que esperé para mostrarme ante ti" —

Tragué grueso y me sostuve del lavabo cuando perdí fuerza para mantenerme de pie.

Él estaba completamente a mi detrás. Otra vez, su respiración golpeó cerca de mi cuello, y lo vi cerrar los ojos mientras aspiraba mi olor.

Mi corazón empezó a bombear de manera rápida y poco sutil, temía que se saliera de mi pecho.

«Ayuda... mamá, ayuda...»

— "Realmente ahora podré... —

Podía sentir su tacto en mi cintura; mis dientes castañeaban, pero no de frío, esta vez, se debía al miedo que se estaba apoderando poco a poco de mí.

— divertirme mucho más, contigo" —

La voz sucumbía de manera latente en mi cuerpo, era como si, mi sistema le conociera desde antes; había cierto regocijo extraño en mi corazón.

Tenía miedo, mucho miedo, al no saber qué era realmente lo que pasaba.

— ¿Q-Quién e-eres? — logré formular.

Abrió los ojos y me recostó sobre su pecho mientras posaba una de sus fuertes manos sobre mi garganta y la otra la dejaba en mi cadera.

Ahora me hacía ver atento nuestro reflejo en el espejo.

— "Alguien... — susurró en mi oído presionando un poco mi garganta.

Mis pulmones, empezaban a reclamar cambio de aire, mi boca la sentía seca.

— que puede estar... —

Sonrió ampliamente cuando mis ojos se llenaron de lágrimas.

— vivo y muerto a la vez" —

Juro que mi corazón dejó de latir cuando percibí su tacto sobre mi piel. No quería ser consciente del toqueteo en mi abdomen, mis ojos expresaban los miles de pensamientos de temor que sentía en ese instante.