Cita con el diablo.

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"𝑴𝒂́𝒔 𝒗𝒂𝒍𝒆 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒐́𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒆𝒅𝒊𝒓 𝒑𝒆𝒓𝒎𝒊𝒔𝒐"

Kuan había crecido lejano de su padre, su historia comienza desde años atrás, cuando allá por el año 87, su madre y su padre se habían enamorado, y luego de compartir su vida por un par de años, Kuan vio la luz por vez primera, cinco años más tarde nació su hermano menor Yibo, fueron dos años de dicha y felicidad y luego sus padres se separaron en medio de una disputa, y su padre tomó a Yibo y lo arrancó de los brazos de su madre; él siendo un poco mayor, logró aferrarse entre chillidos y rabietas, entre mordidas, golpes y arañazos, y fue así como su padre rendido se marchó dejándolos ambos atrás, jamás volvió a saber de ellos, jamás volvió a ver a Yibo. Su madre ocho años más tarde partió de este mundo dejándolo solo y desconsolado, cuando solo era un estudiante de secundaria. Y aún cuando las noticias de su desamparo se le hicieron llegar a su padre este nunca regresó por él.

En enero se cumpliria un año del fallecimiento de su padre.
Y los abogados   involucrados buscaban el paradero de su hermano mayor con el único motivo de división de bienes.
Yibo acababa de cumplir 23 en agosto y desde los 20 vivía en un piso como Roomate de otros 4 mas.
Apenas tuvo oportunidad, abandono la casa, abandono al hombre que desde  que tenia uso de razón vivió recordándole que había sido la ruina de su matrimonio.
No recordaba a su madre y  a su hermano tampoco.
Tantas veces había googleado su nombre y terminaba desistiendo de las  búsquedas. Talvez era miedo al rechazo, si su padre lo culpaba ¿por qué no lo culparía su hermano también?

En su frágil memoria de niño  junto al trauma de la separación, Yibo había desarrollado una memoria selectiva  junto a otros patrones de desorden mental como la bipolaridad y   ansiedad depresiva.

Aquel día, recibió un mensaje de su abogado  con una cita donde especificaba la hora del encuentro.
Estuvo dando miles de vueltas  frente a aquel lugar antes de entrar, hecho un manojo de nervios, ni siquiera la saliva podía  filtrarse en su garganta, no quería ver repudio en los ojos de su hermano. ¡NISIQUIERA SABRÍA QUIEN ERA!.
Si le cruzaba por la calle en ese instante jamás se daría cuenta. El miedo al rechazo puede ser tan corrosivo  como la ansiedad a  conocerle en ese instante.

Cuando abrió la puerta, sus pintas de gamberro, un chico cualquiera con gorra,  chaqueta de jean, un hoddie negro y jean raídos junto a unas convers era el atuendo de ese día, junto a una mochila en el hombro.
Solo quería firmar, ceder todo y jamás volver a saber algo relacionado con su padre. 

Su abogado se acerco a él para ponerle al tanto, pero sus ojos bajo las gafas oscuras estaban clavadas en el hombre que claramente  no era otro abogado.
Tenia que ser él, y sin poder evitarlo se sentía clavado al piso sin poder mover un solo musculo.

Kuan creció dolido, resentido y decepcionado de la vida, creció tanto hasta convertirse en un reconocido profesor universitario, aún con la juventud encima, pues aún sin pisar los treinta, sus investigaciones hacían importantes descubrimientos, en la mejora de la farmacéutica y la medicina; Kuan lo tenía todo, renombre, estatus, dinero, una novia fabulosa, y tan hermosa que podía desfogar sin restricciones todos sus deseos y vejaciones más perversas entre sus piernas sin recibir ni una sola queja.

Así mismo, como era un reconocido por sus grandes aportes en sus descubrimientos, también era conocido por su mal carácter, y su amargura, Kuan lo tenía todo, incluyendo lo malo.

DistopíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora