[⭐]Cansado.

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Couples: ShinSero/SeroShin.
Género: Fluff.
Temática: Universo Canon.
Cantidad: 1226 palabras.

[⭐]

Hitoshi se sentía cansado.

Su cuerpo dolía, su mente estaba pesada, y sólo quería tirarse en algún lugar, sin hacer nada más que respirar porque aún no quería morir.

Pero lo que más le estaba matando era el fuerte dolor que tenía su espalda, tuvieron un entrenamiento de rescate, y tuvo que cargar a un par de esos actores molestos que lo único que hacían era gritarle cada vez que cometía un error.

Ni siquiera sabía que la U.A hacía de eso pero ahí estaba después de tener que levantar a un tipo que le mucho más alto-y pesado-que él.

Así que en cuanto llegó a la sala común no pudo hacer más que tirarse al suelo. Sí, al suelo, esa era una mala costumbre que le había heredado su padre que siempre que se sintiera cansado o le doliera la espalda terminaba recostado sobre una superficie dura, que era —casi siempre— el suelo.

Cerró los ojos intentando relajarse, se quedaría ahí un par de minutos, al menos hasta que el dolor menguara y luego se iría a su habitación, donde el silencio sería su único acompañante.

—Shinso-San ¿Está usted bien? —Una voz dulce lo hizo abrir con pereza uno de sus ojos, Yaoyorozu le miraba preocupada y curiosa arrodillada junto a él, dispuesta a ayudar si hacía falta.

—Estoy bien, Yaoyorozu. No te preocupes. —respondió sin querer ser descortés, sí, sabía que no era muy común encontrarse a alguien tirado en el suelo, habiendo un cómodo sillón justo al lado, pero así era él y su costumbre extraña, que se le iba a hacer. —Solo estoy descansando un momento antes de subir a mi habitación.

—De acuerdo, ¿se le ofrece algo?

—No, muchas gracias. Solo me quedaré aquí un momento.

—Muy bien. —Después oyó los pasos ligeros alejarse, suspiró antes de cerrar su ojo de nuevo.

Si se concentraba en el silencio, sin pensar en nada más, podía sentir la presión del peso de algunas partes de su cuerpo al estar en contacto directo con el suelo, podía sentir la madera fría chocar contra sus manos, sus tobillos y la parte baja de su espalda donde su camisa se levantó un poco.

Podía perderse en la paz del silencio, y concentrarse en ese pequeño dolor soportable, en los gritos de aquella pequeñas porciones de su cuerpo que debían recibir todo el trabajo, de aguantar su cuerpo contra el suelo, podía...

—Shinso-kun ¿te sucede algo? —Midoriya lo observaba curioso, ¿qué hacía Shinso en el suelo?

—Estoy descansando, Midoriya. No sucede nada. —Más que molesto, su voz sonó aburrida, como si dijera en silencio que esa era toda la explicación que iba a recibir.

—Bueno. —Y el pecoso entiende que Shinso a veces prefiere estar distante y que lo mejor sería dejarlo estar.

Podía pensar en que su sueño estaba cada vez más cerca, hace unos años no hubiera pensado que estaría en la clase de héroes, aún cuando era su máxima aspiración y la meta que intentaba alcanzar cada día, cuando había bajones, cuando el ¿Y que tal si no lo logro? Inundaba su mente, cuando las palabras de las demás personas eran tan pesadas que lo hacían sentirse hundido, creía que perseguía un sueño inalcanzable, pero ahí estaba, adolorido es cierto, pero se sentía increíble y tan feliz por ese dolor porque significaba que su sueño estaba cada vez más cerca.

Así que...

—¡Shinbro! ¿qué haces en el suelo? —Al menos alguien se dignó a ser directo y mostrar su confusión.

Hitoshi ni siquiera se molestó en abrir los ojos, reconocería la voz de Denki donde sea, así que pasó su antebrazo por sobre sus párpados para que todo fuera más oscuro, y aún se sentía cansado pero estaba empezando a considerar que debía levantarse e irse a su habitación.

—Estoy descansando, Kaminari. Así que si me disculpas...

No quiso sonar molesto, y en realidad no lo hizo, y sabía que el rubio no se lo tomaría a mal.

—Ok, dencansa, Shinbro.

Y así como llegó se fue, escuchó sus pasos alejarse trotando, pero también sintió las vibraciones por el suelo, alguien se acercó, para luego sentarse junto a su cabeza.

Hitoshi no se molestó en abrir los ojos, aunque no sabía quién estaba ahí, pero sentía la presencia, que desprendía cierta calidez.

Unos dedos cálidos apartaron un par de cabellos que habían quedado sobre la frente del de irises lilas cuando este retiró el antebrazo. La mano pareció bajar, acariciando su cabello con delicadeza y cariño.

Le dió curiosidad, pero la sensación era tan cálida, tan suave, tan dulce que decidió disfrutarla en silencio, si aquella persona no había dicho nada era porque no quería que supiera quien era, o eso suponía.

Hitoshi estaba cansado, su cuerpo dolía aún por el sobreesfuerzo, pero su mente se sentía más ligera, y ya no se concentraba en los puntos de su cuerpo que chocaban contra el suelo, sino que se concentraba en los dedos que acariciaban su cabello con cariño.

No sabe cuanto tiempo estuvo, quizás cinco, diez, treinta o talvez sesenta minutos, sólo era él, y el otro chico.

Y sí, sabía que era un chico porque los dedos que rozaron su frente eran muy rasposos como para ser de una chica.

—Puedes irte, si no quieres que sepa quién eres. —comentó, sintió que los dedos dejaron de moverse, y se alejaron de su cabeza. —No me molestaría saber, ya sé que eres un chico, pero respeto tu decisión.

Hitoshi escuchó las suelas rechinar contra el suelo, el extraño se levantaba. Se mordió su mejilla interna, y bufó, de verdad quería saber quién era, pero decía la verdad, no pensaba abrir los ojos hasta que la presencia del chico se fuera.

—Te ayudaré a levantarte, Shinso. —Enseguida abrió los ojos, Sero lo recibió con su sonrisa triangular y las mejillas ligeramente sonrojadas, mientras le extendía una mano en su dirección.

Hitoshi cuando sus ojos paseaban entre los rostros de la clase A, a veces se detenía en él, y el de irises lilas ni siquiera sabía por qué.

Su presencia en sí misma le creaba algo de curiosidad, Sero era esa persona que estaba dispuesto a entregar una sonrisa siempre, de ayudarte si lo necesitas, de escucharte si hacía falta.

Hanta era una persona que brillaba, pero no era un brillo llamativo como el de Mina o Kaminari, no era un brillo potente como el de Kirishima, mucho menos unos atrayente como el de Bakugo. Brillaba sí, pero las personas pasaban de largo y no se molestaban en apreciarlo.

Y vió la duda pasar fugaz por sus irises negras cual carbón, a punto de retirar su mano pero la atrapó entre las suyas, antes de sonreírle un poco también.

No era común para él, eso era cierto, pero en el fondo de sí, creía que en ese momento Hanta merecía una sonrisa.

El azabache lo levantó sin mucho esfuerzo sólo con su brazo, hasta que el de cabellos lilas estuvo erguido junto a él.

—Entonces...—Empezó a hablar el pelinegro, apartando la vista, sonrojado, de sus manos que aún seguían unidas.

—Planeaba ir a descansar a mi habitación, aún me duele el cuerpo. —comentó, y pudo ver como los hombros del contrario caían un poco, con desánimo. —¿Te gustaría acompañarme?

Hitoshi apretó un poco su mano, cuando esté lo miró, sonrió de nuevo, porque sí, sin razón en específico, porque pensaba que Hanta merecía algo de su tiempo, y algunas sonrisas de su parte.

—Me encantaría. —respondió.

Y Shinso sólo pudo arrastrarlo aún con sus manos unidas en dirección al ascensor.

Hitoshi Shinso Zone. •SimpCulture•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora