Manos esposadasLobos, trampas y serpientes
Un sólo ganador
El disparo de la superior al mando sonó luego de informarles a las rebeldes contrariadas la serie de retos con los que se encontrarían. El campo de entrenamiento prácticamente era un bosque, o al menos lucía como tal. En él había todo tipo de artilugios para que los soldados desarrollaran sus estrategias, pero la parcela del campo donde la superior las había concentrado solo parecía eso, un bosque oscuro y temeroso, únicamente iluminado por los altos faros que lo rodeaban, la tenue luz que se fugaba de los departamentos y de alguna forma lograba llegar hasta allí. Hacía un frio tremendo, y las fuertes ráfagas de viento las azotaban cada dos por tres. Ninguna lucía arrepentida de su comportamiento, pero sí era cierto que temían por lo que sea que fuese a pasar, acaecimiento que ambas desconocían.
—No las saquen de allí hasta que una de las dos gane, así les cueste la noche y parte de la madrugada —ordenó la superior con firmeza a los soldados encargados de las chicas
—¡Si señor! —dijeron ellos a coro y llevando sus manos derecha a su frente en forma de saludo le despidieron.
Pasaron muy pocos minutos para que los lobos comenzaran a asecharles, algunos se camuflajeaban con los grandes y fuertes árboles, los otros por el contrario, aparecieron frente a ellas mostrando una serie de colmillos afilados que pretendían perforar en lo más profundo de sus pieles.
Proba trató de moverse rápidamente, fue la primera en salir de su estado de shock, pero Irina no se las pondría para nada fácil. No es de las que se deja ganar así no más, y menos cuando toda su carrera se encuentra en juego, una carrera que ella adora y en la que se siente muy a gusto ejerciéndola, pues de alguna manera siente que trae mucho bien a la sociedad, aunque ninguna de sus misiones se hacen públicas, pues ante todo está el factor: Secreto. Otro que también es a favor de la sociedad. De no ser así llegaría el pánico, y con él, escándalos y mucho caos, principios para nada propios.
Entre estas chicas no había hermandad ni nada similar, sino todo lo contrario. Entre ellas había incompatibilidad, contrariedades. A pesar de la situación ambas mantenían su paradoja por llegar al final, sin ser conscientes que ambas debían llegar a algún tipo de acuerdo porque donde fuese el fin de una también lo sería de otra, pues bien explicó Ana que para ser ganadora principesca la otra debía ir a su lado, solo así era válido.
Pero ambas eran tan inconscientes, que el mal genio les estaba nublando el juicio, y ninguna pensaba con claridad.
La situación comenzó a tomar ese rumbo que yo llamo trágico cuando uno de los lobos salió a la ventaja y corrió en busca de su presa. Las chicas comenzaron a moverse como pudieron, o mejor dicho, como querían. Proba alaba para su lado, y Irina copiaba su idea sólo que con sentido contario, al parecer no tomaban sentido de la realidad y aún no eran conscientes de que sus vidas corrían un riesgo sumamente alto.
—Idiota, ¡pretendes que me maten! — gritó Proba con su excelente humor mientras fulminaba con la mirada a Irina, pero esta estaba muy ocupada jalando en su propio beneficio como para prestarle atención
—Si me sigues, tu insignificante vida saldrá a salvo de aquí —respondió ella si dejar de jalar
—Vamos por mi lado o no vivirás para contarlo —amenazó a la pelinegra
—¿Quieres que te caiga a trompadas?, porque aún tengo una mano libre para dejarte claro que tus amenazas no me causan absolutamente nada -—aseguró con mucha seguridad
—Que hayas salido victoriosa una vez no significa que seas mejor que yo —se defendió la rubia
—¿Quieres comprobarlo? —rebatió ella
ESTÁS LEYENDO
Operación Fantasma ©
Science FictionIrina Parker fue acogida por un sistema secreto a los ocho años de edad, y luego de graduarse en la academia Militar comenzó a formar parte oficialmente de la Mossad. Es una de las mejores soldados en su rango, y cuando está por cumplir su última mi...