Cuando Muera

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Febrero 14  [🌸]

- ¿De verdad lo harás otra vez?

- ¡Si!

Su amigo lo miró con decepción, pues no era la primera vez que se humillaría.

- Lo has intentado los últimos 3 años ¿Qué se supone que va a cambiar ahora?

- Nada, en absoluto.

- ¡¿ENTONCES POR-

La mano del rubio tapó los labios de su amigo.

- Porque me gusta.- Sonrió.

- ¿Te gusta ser rechazado?

- Bueno, esa parte no mucho.

Miraba por todos lados, caminaba apresurado por el pasillo, estaba buscando a alguien.

- ¡Bingo! - Dijo viendo al chico de cabellos oscuros apoyado en la ventana del pasillo del colegio, mirando aparentemente la nada.

- Gustabo no, otra vez no.

- Horacio, confía.

Le dió un pequeño toque en la nariz a su mejor amigo, dirigiéndose con unas margaritas y una bolsa de caramelos de cereza hacia aquel chico.

- ¡Jaaaaaack! - Se lanzó hacia el chico, esperando ser atrapado.

Pero este solo se apartó, provocando que Gustabo cayera al suelo, ganándose más de una mirada.

Se levantó del suelo rápidamente y miró con determinación a Conway.

- No, ya te lo he dicho, no voy a salir contigo.- Sentenció el de mayor estatura, cansado de la situación que lo perseguía desde hace 3 años.

- Oww...- Gustabo había hecho caso omiso a las palabras de Jack, miraba con pena las margaritas; habían quedado arruinadas.- Las margaritas...

- ¿Me escuchaste, gilipollas?

- ¿Eh? - Miró a Conway, miró las margaritas, miró los caramelos y volvió a mirar a Conway.- ¡Toma, son para ti!

Extendió las flores, ya visiblemente en un mal estado por haberse caído, y los caramelos hacia Conway.

- Te he dicho que no.- Ignoró por completo el regalo de Gustabo y se alejó del lugar, dirigiéndose a su aula.

Horacio, se acercó a Gustabo, poniendo su mano en el hombro del contrario. Él también estaba cansado de la insistencia que tenía y de la aparente dignidad infinita que tenía su amigo.

- Te he dicho que esto iba a pas-

- ¡Me encanta! - Exclamó mirando con emoción por donde se había ido su tan dichado amor.

- Gustabo, vamos a ver-

- ¿Lo volvió a hacer? - La voz de un chico se hizo presente.

- ¡¿POR QUÉ NADIE ME DEJA TERMINAR DE HABLA-

- ¡Volkov! - Dijo emocionado Gustabo, acercándose a su alto amigo. Mientras Horacio miraba con rabia a los dos chicos.

- ¿Te volvió a rechazar?

- Efectivamente.- Soltó una risa nerviosa.

- Deberías decirle que dejara de insistir.- Volkov miró a Horacio, dándole a entender que debía hacer algo.

- Tío, lo he intentado, hasta Conway le ha dicho que se rindiera y él sigue atrás como un perrito faldero.- Exclamó Horacio.

- ¡EH, RESPETO!

- Esque es cierto.- Excusó Viktor.

Sonó la campana, anunciando así que el receso había terminado.

Gustabo y Horacio se despidieron de Volkov, puesto que no iban en la misma clase.

- Que suerte tiene Volkov, está en la clase de Jack.- Suspiró pesadamente el rubio.

Horacio no respondia.

Llegaron a su clase y se sentaron juntos.

El de cresta miró a su amigo de manera seria.

- ¿Cuándo te rendirás?

- No lo sé.- Respondió rápidamente.- ¿Tú cuando dejarás de pintarte el cabello de esos colores tan llamativos? - Señaló el cabello de Horacio, el cual era de color violeta.- La directora Michelle te va a volver a sancionar, tío.

- No sabe lo que es estilo.- Se pasó una mano por el cabello, acomodándolo.

- Lo que digas, perraco.

[....]

Las clases pasaron de manera normal, y eventualmente llegó la hora de irse a casa.

Gustabo y Horacio se despidieron, ya que sus casas eran en direcciones diferentes.

La casa del rubio se encontraba muy cerca de la de Jack, haciendo inevitable su encuentro camino a casa.

Gustabo caminaba a paso lento de manera intencional, quería que Jack le alcanzara.

Conway sabía lo que Gustabo estaba haciendo, no era la primera vez que lo intentaba, así que decidió esperar a que el rubio se alejara de su vista, por eso paró de caminar y esperó.

Después de unos 10 segundos escuchó pisadas que se acercaban.

- ¡ESO ES TRAMPA! - Un grito.

La voz de Gustabo se escuchaba cada vez más cerca. Venía corriendo directo hacia él.

Se lanzó nuevamente a Conway, haciendo esta vez que los dos se cayeran.

- ¡TEN CUIDADO, IDIOTA!

- Lo siento, lo siento, esque tú empiezas.- Excusó el rubio sobandose el codo, donde se había golpeado. Lo tenía levemente rojo, pues su piel blanca era un lienzo muy fácil de manchar.

De manera inconsciente Conway tocó con la punta de sus dedos el codo del rubio, haciendo que este de un pequeño saltito por la repentina acción.

- ¿Estás... bien? - Miraba el color carmesí que yacía en la piel del contrario, como si lo hipnotizara.

Después de no recibir respuesta alzó la mirada, encontrándose a un Gustabo sonrojado hasta las orejas, con sus ojos zafiros abiertos con impresión, mirándolo, como si esos ojos pudieran atravesarlo, así se sintió.

Un extraño hormigueo se hizo presente en su pecho al ver al rubio de esa manera, pero rápidamente volvió a la realidad.

Miró con ira y cierto cansancio a García.

- ¿Cuándo te rendirás, eh?

Gustabo sonrió, aún con sus mejillas inundadas de ese calor y rojo intenso.

- ¡Cuando muera!

Hanahaki | Intenabo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora