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-Siéntate, vamos -le indicó Luke, que ya se encontraba en la posición indicada en la bicicleta con su guitarra enfundada al hombro.

Él pretendía que Cindy se sentara entre el manubrio y el asiento, delante suyo.

-Alguien por favor que me diga por qué acepté darte mi bicicleta -resopló ella.

-Cindy, lo hablamos por más de cinco minutos. Tenemos un trato -recalcó Luke, ella suspiró y aceptó resignada.

«¿Por qué lo hice?» se repetía Cindy en su mente.

¿Por qué lo había hecho realmente? 

-Allí vamos -Luke despegó su pierna de apoyo del piso y la colocó en el pedal para empezar a impulsarse en dirección al bar de su amigo Dan.

-Sé cuidadoso, «State» -ordenó la chica tomándose del manubrio y encogiendo sus largas piernas para no molestar la acción de pedalear de Luke.

-Ya no me llames así -él frunció un poco su ceño.

Ella le restó importancia porque, obviamente, le pondría el apodo que ella quisiera y lo llamaría así cuantas veces quiera.

-¡Luke no seas cabrón! ¡el pozo! -ella cerró los ojos al ver la depresión en el asfalto de la calle, esperando rebotar sobre el tubo donde estaba sentada y romperse el culo allí.

-Abre los ojos, niñita -al oír la voz del rubio, ella obedeció y miró por entre los brazos de Luke cómo dejaban el pozo atrás-. No sería tan malo como para hacerte daño.

-Oh.

«No sería tan malo como para hacerte daño». Las palabras rebotaron en la mente de Cindy.

Su mirada trepó por el pecho de Luke hasta llegar a su rostro. 

«Qué bonitos ojos azules». 

Luke mordió el piercing que adornaba sutilmente su labio inferior, sintiendo la mirada de la chica sobre él.

-Buena vista, ¿eh? -rió suave. Ella desvió el rumbo de su visión, retomando la vista de la carretera.

-Obvio, el Empire State es un hermoso edificio -trató de sonar despreocupada, pero el despreocupado en ésta «relación» era Luke.

Sin dudas.

-

realmente lamento no haber estado activa por muchos días. tuve algunas cosas pendientes, pero descuiden, estoy de vuelta (;

suck it ❖ l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora