𝟏𝟎. 𝑬𝒍 𝑨𝒕𝒂𝒒𝒖𝒆

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𝐸𝑙 𝐴𝑡𝑎𝑞𝑢𝑒

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𝐸𝑙 𝐴𝑡𝑎𝑞𝑢𝑒







Los hermanos Scamander junto el resto del colegio que regresó a Hogwarts al final de las vacaciones de Navidad, corrieron rumores sobre la desaparición de Hermione, la cual se encontraba en la enfermería gracias a la poción multijugos que tomo con pelo de gato, Atenea cuando Ron y Harry le contaron lo sucedido corrió a enfermería para poder verla y ver como se encontraba, pero tristemente la señora Pomfrey no la deja verla. Ya que eran tantos los alumnos que se daban una vuelta por la enfermería tratando de verla, que la señora Pomfrey quitó las cortinas de su propia cama y las puso en la de Hermione para ahorrarle la vergüenza de que la vieran con la cara peluda. Pero, aun así, Ron y Harry le contaban como se encontraba y como iban con la búsqueda del heredero de Slytherin, ya que los dos se encontraban agradecidos con la ayuda que le ofrecía atenea, para poder terminar con el miedo que asechaba Hogwarts.

El sol había vuelto a brillar débilmente sobre Hogwarts. Dentro del castillo, la gente parecía más optimista. No había vuelto a haber ataques después del cometido contra Justin y Nick Casi Decapitado, y a la señora Pomfrey le encantó anunciar que las mandrágoras se estaban volviendo taciturnas y reservadas, lo que quería decir que rápidamente dejarían atrás la infancia.

Ernie Macmillan, de Hufflepuff, no era tan optimista. Seguía convencido de que Harry era el culpable y que se había delatado en el club de duelo. Peeves no era precisamente una ayuda, pues iba por los abarrotados corredores saltando y cantando: «¡Oh, Potter, eres un zote, estás podrido...!», pero ahora además interpretando un baile al ritmo de la canción. Atenea ya no podía soportar escuchar una vez más esa canción, así que trataba de evitar a toda costa encontrase con Peeves.

La mañana del 14 de febrero Atenea bajo junto a sus amigas al Gran Comedor. Encontrándose las paredes estaban cubiertas de flores grandes de un rosa chillón. Y, del techo de color azul pálido caían confetis en forma de corazones. Se fueron a la mesa de Gryffindor, en la que estaban los gemelos y Lee, Fred con aire asqueado, y Atenea diviso en la mesa a Hermione, que se reía tontamente.

—¿Quién decoro tan horrendo? — pregunto Alicia, quitándose de encima el confeti

Lee señaló la mesa de los profesores. Lockhart, que llevaba una túnica de un vivo color rosa que combinaba con la decoración, reclamaba silencio con las manos. Los profesores que tenía a ambos lados lo miraban estupefactos.

—¡Feliz día de San Valentín! —gritó Lockhart—. ¡Y quiero también dar las gracias a las cuarenta y seis personas que me han enviado tarjetas! Sí, me he tomado la libertad de preparar esta pequeña sorpresa para todos vosotros... ¡y no acaba aquí la cosa!

Lockhart dio una palmada, y por la puerta del vestíbulo entraron una docena de enanos de aspecto hosco. Pero no enanos así, tal cual; Lockbart les había puesto alas doradas y además llevaban arpas. Los gemelos reían a carcajadas cuando entraron los enanos por la puerta

𝑯 𝑶 𝑵 𝑬 𝒀 | 𝑮. 𝑾𝒆𝒂𝒔𝒍𝒆𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora