𝑯 𝑶 𝑵 𝑬 𝒀 | 𝑮. 𝑾𝒆𝒂𝒔𝒍𝒆𝒚

𝟒. 𝑳𝒂 𝑫𝒆𝒓𝒓𝒐𝒕𝒂

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₄. 🇱​🇦​ 🇩​🇪​🇷​🇷​🇴​🇹​🇦​ 

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Durante los días que siguieron, en el colegio no se habló de otra cosa que de Sirius Black. Las especulaciones acerca de cómo había logrado penetrar en el castillo fueron cada vez más fantásticas; Hannah Abbott, de Hufflepuff, contaba que Black podía transformarse en un arbusto florido. Habían quitado de la pared el lienzo rasgado de la Señora Gorda y lo habían reemplazado con el retrato de sir Cadogan y su pequeño y robusto caballo gris. Esto no le hacía a nadie mucha gracia. Sir Cadogan se pasaba la mitad del tiempo retando a duelo a todo el mundo, y la otra mitad inventando contraseñas ridículamente complicadas que cambiaba al menos dos veces al día.

—Siempre trato de ser amable, pero sir Cadogan se esta ganando mi odio – dijo Atenea sentándose junto con Lee en la sala común

—Está loco de remate —le dijo Lee, enfadado

—¿Y los demás ya se fueron? – pregunto buscando a sus amigos en la sala

—Solo falta George, dijo Fred que se estaba preparando para el entrenamiento – le respondió Lee

—Oh pensé que las chicas todavía estaban en el cuarto

George bajo las escaleras encontrando a Lee hablando con Atenea

—Al fin bajas viejo – le dijo Lee

—¿Ya te vas? – le pregunto Atenea

—Si, creo que voy algo retrasado – dijo George viendo el reloj que se encontraba en la sala

Por instinto o por ella misma, Atenea acerco a abrazarlo susurrándole un suerte en el oído, dejando a un George sonrojado. Y Lee solo miraba sin poder creerse que a atenea quizá y también le gustaba George.

—La tendré – dijo soltando a Atenea – me voy, ¿te veo después? – dirigiéndose a Atenea, pero escucharon una tos fingida por parte de Lee – que diga, los veré después

Y salió corriendo

—¿Qué demonios fue eso? – pregunto Lee en cuanto el pelirrojo abandono la sala