Me miro al espejo y me desconozco, ¿En que me convertí? No soy ni la sombra de lo que fui, desearía estar muerto antes que seguir siendo lo que soy... Un asesino...
Pero no fue mi culpa, ella fue la culpable, ella con sus cabellos rubios y rizados como rayos de luz en mi ventana y esa piel tan blanca como las nubes del medio día y sus ojos ¡Por Dios! Sus ojos eran tan azules como el cielo mismo, pero después aquellos cabellos rubios perdieron su brillo, su piel se puso morada y sus ojos grises con el característico frío de la muerte, pero lo repito una y otra vez ¡Ella tuvo la culpa!...
Su nombre era Carla, era bella, se robaba las miradas de todos, estaba en mi clase de humanidades, ambos estudiábamos psicología, era apenas mi primer año y el suyo, el primer día que la vi quede impactando y no me aguantaba para que llegaran los miércoles y verla en la clase, moria por hablarle y los rumores decían que ella era una chica fácil, de ser así caería pronto en mis redes ¿o no?.
Si tan sólo ella siguiera viviendo... lavo mi rostro para que el agua fría terminé de despertarme, de hecho no dormí bien anoche, no he podido dormir bien desde ese día... El día que la asesine...
Crecí como cualquier chico normal, nada en mi infancia me hizo convertirme en un asesino, fui siempre saludable, tenía amigos, mamá y papá jamás me pegaron, no tomaban, no peleaban, no había violencia, no sufrí maltratos, crecí en un hogar lleno de amor y respeto, papá me educó bien pero le fallé, sin duda le fallé.
Bajé hasta la cocina y me preparé cereal, no sabía tan bien, e perdido el apetito, ya no como siento náuseas de solo recordar el cadáver desnudo y tieso de Carla, tiró al fregadero el resto del cereal, tomó mi maletín y me voy al trabajo.
Logré mi sueño, ser un psicólogo, tengo mi propio consultorio, escuchó los problemas de los demás pero no puedo solucionar los míos, tengo variedad de pacientes, uno de ellos es Diana, sufre de una terrible depresión post parto, ya lleva tres meses conmigo y ya se ve bien, ya veo el brillo en sus ojos a diferencia de como llegó la primera vez, venía desarreglada, con ojeras muy marcadas, decía que su hijo le robaba la vida, no dormía y no comía por cuidar al bebé y encima de eso su marido le pegaba y le exigía que lo atendiera, Diana había aprendido a amar más a su hijo y eso le ayudaba mucho, gracias a mi denunció a su esposo y ahora están separados pero le pasa manutención al bebé, Diana logró tanto en tres meses, ahora se arregla mucho, se ve muy radiante y hermosa incluso perdió peso, Diana sufría mucho a diferencia de ella yo estaba bien, pero mi vida era un caos, jamás seré el mismo.
-¿Como te has sentido últimamente Diana? Le pregunté como siempre lo hacía, ella se sentó en el sofá azul y me miró sonriendo.
-Mucho mejor doctor Brown, ahora amo más a mi hijo, ya tengo un empleo en el supermercado y mi familia ya se acerca a mi, el imbécil de Arnold los había alejado de mí, pero ahora todo es increíble doctor, he venido a mi última sesión y a agradecerle por todo lo que hizo por mi.
-Es parte de mi trabajo Diana pero me alegra saber que te he ayudado y de cierto modo te ayude a cambiar tu vida, voy a extrañarte pero se que ahora serás feliz.
-Gracias doctor, también lo extrañaré, hasta luego.
Diana me da un abrazo y titubeo un poco, no es parte de mi trabajo tener contacto físico con mis pacientes pero Diana me conmovió mucho, le devuelvo el abrazo y ella se va contenta, se va mientras espero a mi otro paciente pero ojalá alguien pudiera hacer lo mismo por mi...
Sueño por las noches con ella, Carla habita en mis sueños una y otra vez, veo su cuerpo pálido y desnudo en mi cama, su boca con aquel sabor amargo, la veo levantarse y tomarme del cuello, despierto sudando y con la sensación de ahogo en mi pecho, esto no es vida, ya no me logro volver a dormir, duermo con las luces encendidas y lloro amargamente por ser quien soy.
>Dennis afirmaba que Carla era fácil, él mismo se había logrado acostar con ella, me describió con detalles lo salvaje y hermosa que era, dijo que en menos de una semana la había convencido, sólo una cita y ya, Carla había sido suya.
-Es cierto, dijo Owen volteando su pupitre y sonriendo coqueto, yo también me acosté con ella en menos de tres días.
-¡Porque sólo tres días! Dijo Dennis sintiéndose derrotado.
-Porque yo soy mejor que tú, dijo Owen maliciosamente guiñando el ojo derecho y volvió a enderezar el pupitre cuando el profesor entró al salón.
Mi otro paciente tiene apenas 10 años, ¿Que problemas puede tener un chiquillo de tan solo 10 años?, bueno Harold sufre de un problema de Bipolaridad desde que nació, se lo detectaron a los 5 años y desde entonces sus padres han tenido que luchar con este problema, Harold es un niño hermoso, usa el cabello estilo hongo, es castaño de ojos azules y mejillas rosadas, es impredecible a veces viene contento y a veces no quiere ni hablarme.
Tengo un rincón especial para mis pacientes jóvenes, trato desde niños pequeños hasta adultos mayores, en ese rincón hay una alfombra de colores y un estante lleno de juguetes, Harold siempre entra y se va directamente al rincón de los juguetes, casi toda la sesión de una hora se pasa volando mientras el juega, hay días en los que tampoco quiere jugar y sólo quiere acostarse en el sillón azul, se tumba de espaldas y deja colgando sus brazos inertes y sin ánimo, Harold es uno de mis pacientes más difíciles.
>El profesor prosiguió con la clase y yo no dejaba de ver a Carla, hoy llevaba puesta una polera rosada que combinaba con sus labios rosados, estaba excitado mirándola mientras que Dennis me hablaba con detalle y sin pudor todo lo que había hecho con ella.
-Después de llevarla al cine nos subimos a mi Corvette y le dije que si íbamos a mi casa que no habría nadie, ella nisiquiera se inmutó y aceptó, entramos y subimos hasta mi cuarto, le mostré mis trofeos de béisbol y estaba sentada en la cama, me miró seductoramente y comenzó a quitarse los botones de su blusa blanca, yo estaba estupefacto cuando ella mordia sus labios y pude contemplar la majestuosidad de sus redondos senos que se veían apretados bajo el sostén, yo tenía que quitárselo y...
-Joven, me permite dar la clase, dijo el profesor mirando a Dennis seriamente.
-Claro, dijo Dennis apenado...>
Harold había avanzado mucho desde la primera vez que llegó, hace 6 meses que esta conmigo y su condición parece mejorar notablemente, la primera vez que llegó estaba serio y me miraba fríamente.
-¿Como te llamas? Le pregunté amablemente.
-Harold, pero yo no estoy loco...
-Lo sé Harold, le dije y le explique la diferencia entre un psicólogo y un psiquiatra.
-Si pero igual, no estoy loco.
-¿Quieres jugar?, mira aquí tengo muchos juguetes.
Harold sonrió y corrió a tomar los juguetes, se fascinó con la pista de autos y jugó durante toda la sesión.
Los juguetes habían sido la manera de llegarle, habían días en los que no funcionaban, a veces los tiraba por todas partes y gritaba, hacía berrinche y se tornaba insoportable, ahora con el medicamento que le recete sus ataques eran menos, sabía que Harold había mejorado mucho, lo podía ver en sus ojos y su sonrisa mientras chocaba los carritos unos con otros.
-Harold, la sesión a terminado.
-No quiero irme, ¿Puedo quedarme un rato más?
-De acuerdo sólo un rato.
-¡Que bien! Dijo Harold retornando a su juego.
Que bien se veía Harold parecía un niño normal, yo también parecía una persona normal pero no no lo soy...
Ha sido otro día superado, vuelvo a mi casa a las seis, las calles ya estan oscureciendo, me las puedo de memoria ya nada me sorprende.
Entro a casa y nadie me recibe, solo la oscuridad que se va en cuanto enciendo la luz, no he comido nada en todo el día, me preparó una sopa instantánea, me siento en el sofá y prendo la televisión, es aburrida no hay nada bueno, dejó un programa de animales y termino mi sopa, me lavo los dientes y de nuevo me tomo una pastilla para dormir, bueno dos por si acaso, no las e dejado desde ese día, mi cama es como una cama de clavos que no me deja dormir...