Zombidad

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La tía Marta había ido a comprar los ingredientes para la ensalada rusa, me dejó a cargo de la casa.

El día era gris, estaba todo oscuro y había una cantidad alucinante de niebla, era absolutamente extraño.

Estaba todo silencioso, pero de todas formas no me preocupé y agarré mi celular. Me desconecté abruptamente, tardé un buen rato en darme cuenta de algo realmente importante...

¡Tenía que limpiar la cocina!

Pero bueno, eso claramente no es crucial ahora mismo.

En mi odisea hacia la cocina escuché un ruido proveniente de mi cuarto. Por eso fui a revisar. El sonido era un golpe seco y robusto, era interesante ¿podría haber sido algún temblor que haya provocado la caída de algún objeto?

Interrumpí mi viaje, con curiosidad.

Abrí la puerta de la habitación, firme.

No había nada roto. Entonces... ¿Qué había sucedido?

Exploré el cuarto, confundida y luego de un minúsculo periodo de tiempo encontré algo... la ventana estaba abierta.

Alguien había irrumpido en mi hogar sin permiso, en ese momento pensé que era un saqueo, un suceso común por estos lares. Me tendría que haber dado cuenta, ese día no era para nada común.

Mi corazón se detuvo, se había caído una de las sartenes favoritas de la tía.

Sin entender a la perfección lo que sucedía decidí buscar algo con que protegerme, y como mi cuarto era solo un escritorio y una cama, recurrí a los objetos de la sala de estar.

Miré por un rato el cuarto. El lugar estaba algo desordenado. Las luces del árbol navideño se encontraban abandonadas en el suelo, dejadas de lado por mis parientes y yo, pensé que las podría usar, así les quitaba esa depresión que podrían haber tenido si fueran un ser vivo, pero no era conveniente... el ladrón podría tener una pistola, por eso lo tenia que tomar por sorpresa y atacarlo por la espalda, ¿y si usaba el velador nuevo? Podría funcionar, lo atacaría y lo dejaría inconsciente por un rato... bueno no, la tía se iba a enojar mucho conmigo, el velador era su adorno favorito. ¡Ya sé! ¡Podría usar el pequeño carro de madera! Se lo iba a dar a la vecinita de al lado, pero era casi indestructible, ¡lo podía usar!

Tomé el objeto elegido y empecé a dirigirme silenciosamente hacia la cocina. Pero un sonido proveniente de otra parte me distrajo. Alguien había tirado el tacho de basura del baño. Me desvíe inocentemente de mi camino original, fui llevada a una trampa.

Abrí la puerta del baño precavidamente, pero terminé herida, caí de espaldas y me lastimé. El ladrón había engrasado el suelo, me preguntó con qué. El golpe fue doloroso, pero me levanté.

Empecé a buscar al intruso por la casa. El camino empezaba a tornarse tedioso. Mis pupilas estaban dilatadas, mi pulso se aceleraba y de a poco empecé a sentir nauseas, de todas maneras... iba a lograr mi cometido, o eso creía.

Las sartenes sonaron por segunda vez y comencé a razonar su ubicación, empecé a apresurarme.

Pateé la puerta de la cocina e hice una acción que nunca debí realizar. Pegué un salto y lancé rápidamente, el carro de madera, ese que mi tía tenía para regalarle a la vecina . Me quede sin arma, pero encontré al ladrón (en parte).

El ladrón era una cabeza verde con cuerpo extraño y movimientos torpes... no mostraba ninguna expresión, solo babeaba y decía:

—Cerebros... cerebros

Me impresiona que ese ser haya logrado entrar a mi casa y que a parte me haya tendido una trampa

Atrapado el zombie, destruido el regalo para la vecina, y la casa echa un caos, debía solucionar todo para que la tía Marta no se diera cuenta de lo sucedido.

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