Por fin, luego de tantos años de estar esperando ese momento, Eobard Thawne por fin había logrado hacer que Barry Allen se volviera Flash, aun había muchas cosas que pulir y mejorar en el chico, pero poco a poco él lo estaba convirtiendo en la perso...
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Si este fuera el ultimo día de tu vida ¿Qué es lo que harías? ¿harías todo lo que nunca hiciste antes por miedo? ¿comprarías todo aquello que no compraste porque era demasiado costoso? ¿besarías a todas las personas que no besaste por cobardía o lo pasarías con tu familia y seres queridos?
Bueno, Jules Ramón nunca supo con claridad lo que hacia con su vida o cual era su propósito en la tierra, siempre estuvo vagando perdida entre lo que debía hacer, lo que sus padres esperaban de ella y lo que ella quería hacer, nunca tuvo claras sus ideas.
Por eso cometió erro, tras error, tras error a lo largo de su vida, a veces aprendiendo de ellos y otras veces ignorando por completo las lecciones que esos errores debieron haberle dado, pero todo pareció haber cambiado cuando conoció a Harrison Wells o como ahora lo conocía, Eobard Thawne.
Él fue esa claridad que ella necesito para empezar a entender su vida, para empezar a ponerla en orden y a salir de esa zona de confort en la que se había metido, para salir del ciclo en el que se encontraba, porque él fue para ella ese arcoíris o ese rayo de luz que sale luego de una terrible tormenta o un tornado devastador.
Porque él le demostró que, a pesar de todas sus equivocaciones pasadas, de todos sus corazones rotos, de todos sus malos hábitos, aun podía y merecía ser amada, que no era la niña rota y desequilibrada que todo el mundo veía en ella y que a veces hasta ella misma veía en el espejo.
Que era una mujer fuerte, una mujer independiente, libre y le dio aquello de lo que había perdido sin darse cuenta, confianza en ella y amor propio al igual que la voluntad de poder tomar sus propias decisiones sin importarle el qué dirán de los demás.
Y ahora, él le había dado algo que ni siquiera sabía que buscaba, una familia, él se había vuelto su familia y le había dado dos hijos, bueno, dos futuros hijos o hijas, así que Eobard cambio por completo su vida, le dio un giro por completo y lo amo por ello.
Sin él a su lado, simplemente no sabía que sería de ella, porque él no solo era el hombre que amaba, no solo era el padre de sus hijos, sino que ahora, sentía que hasta su corazón latia por él, que él se había vuelto algo así como todo su mundo.
Y no había nada que se le pudiera comprar con esa sensación, con ese temblor en sus piernas al verlo sonreír, con ese revoloteo en su estomago cuando la observa con esos ojos azules tan enigmáticos, tan misteriosos y cautivadores como el mismo océano.
Con esa sensación de electricidad pura recorriendo cada terminal nerviosa que había en ella cuando él la acariciaba, cuando la tocaba como si no quisiera romperla, pero al mismo tiempo con una seguridad de que daba a entender que la iba a destrozar porque sabia que ella no era frágil ni una muñeca de cristal.
Esa percepción en su mirada cada vez que ella hablaba o le contaba algo, esa emoción dentro de ella de ver que él en verdad le prestaba atención y no solo la escuchaba por escuchar pero que en realidad no le importaba lo que decía, él no era así, siempre que hablaba con Eobard sabía que era escuchada y atendida.