En noches oscuras, donde ni la punta de mi nariz podía percibir, el eco de aquellos ruidos que resonaban por mi habitación era lo que me mantenía despierto a altas horas de la noche. Movimientos que seguían un patrón. Un respaldo chocando con la pared. Una voz femenina mostrando su placer.
Las cobijas podrían salvarme de los monstruos que en la noche llegaban, mas no me impedían oír aquellos suspiros que no dejaban de resonar.
Paredes delgadas. Sonidos fuertes. Golpeteos. Groserías. Gemidos de una madre. ¿Era normal que un hijo escuchara aquello de su madre?
Incontables veces apreté mis ojos, mientras mis palmas se pegaban a mis oídos, intentando no dejar entrar sonido, intentando ahogarme en el silencio. Pero era imposible. Aquellos ruidos de adulto llegaban a mis tímpanos, reproduciendo una y otra vez, impidiéndome dormir.
Cuando niño me preguntaba si aquello estaba bien, más la incomodidad que sentía, aun sin saber lo que significaban esos sonidos, me demostraba que no.
"Una madre es Dios ante los ojos de un hijo"
La maldad no se detuvo allí.
Una noche, en aquellas donde no podía dormir, donde apretaba mis oídos para no escuchar nada, una sombra apareció frente a mí. Agarrado con fuerza, fui obligado a ir a la habitación donde aquellos sonidos nacían.
Esa fue la primera de muchas.
De oyente, me volví espectador.
Cada noche, aquella sombra oscura, agarraba mi muñeca, obligándome a presenciar la perversión. Y supe el significado de aquellos sonidos. Y supe que siempre tuve razón, un niño no debía saber lo que aquello significaba.
¿Desde cuando fui participe?
¿Cómo un simple oyente paso de ser espectador, para al fin, volverse un actor?
De intentar no oír aquellos sonidos. Con mis manos en mis oídos. Termine abrazado a mis piernas, a la orilla de la cama, oyendo aquello mientras observaba. Esperando mi turno.
De ser solo un niño asustado, de aquellos que se cubren con las mantas en las noches oscuras para que el monstruo bajo su cama no lo lastime, pase a ser un niño asustado de la sombra que me llevaba cada noche.
Cuando solo era un niño lo supe, el monstruo bajo mi cama no existía. El único monstruo que existía, era la sombra de mi madre, tomando mi muñeca para violarme.
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Aquel que no pidió nacer
FanfictionLa sangre brotaba como un rio buscando su cause. Las manos se adentraban buscando el fin de un rio rojo que no paraba de expandirse. Un llanto se hizo presente en la oscuridad de la habitación. Una clara decepción para quien recibía la nueva vida e...