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Media hora después, las puertas del gran comedor se abrieron mostrando a Abraxas Malfoy, Bastián y Antoinette Pettigrew, Fleamont y Euphemia Potter, Orión y Walburga Black, Ethan Nott, Fabián y Gabrielle Prewett, Cedrella Black y sus hijos William Cepheus, y Charles Hydrus Weasley; de 8 y 5 años respectivamente.

Lucius, Piper, James, Sirius, Rigel, Esther y Arthur fueron a saludar a sus padres (aunque Sirius fue con los Potter, sin darse cuenta de la mirada triste de sus padres y hermana) y a contarles la situación. Gabrielle bajó la cabeza con tristeza porque Molly ni los miró ni se levantó para saludarlos, Fabián solo la abrazo para tratar de consolarla, esperando que su hermana menor se diera cuenta de sus errores antes de que sea demasiado tarde.

Cedrella Black notó esto, le caían bien esos muchachos, pues hace un año terminaron sus estudios y se tuvieron que casar para tomar las riendas de su familia como Lord y Lady, a pesar de ser hermanos. Apenas tienen 19 años y ya se ganaron el respeto de varias familias por traer orgullo, respeto y gloria a su apellido.

Mando a su hijo Arthur – quien se llevaba de maravilla con ellos – a que les explicara la situación, ambos Prewett la miraron agradecidos.

– Muy bien señores, he de suponer que sus hijos ya le explicaron la situación, ¿No? – cuestionó McGonagall –

– Está en lo correcto Profesora – respondió de manera educada Fabián Prewett –

– Tomen asiento por favor – pidió la animaga –

Todos se sentaron donde sus hijos (en el caso de los hermanos Prewett, se sentaron junto a los Weasley), una vez todos en sus lugares, Anthony (quién estaba parado al frente) prosiguió en lo que estaba antes.

– Solo... no se culpen, ¿bien? – sonaba triste e impotente – cada uno se aseguró nuestro bienestar y mantenernos a salvo sin importar que; sin más que decir, que pase la primera familia – apresurándose a bajar –

Hay que aclarar que, en el transcurso de la espera, el profesor Slughorn trasladó a los del futuro al baño de prefectos para que se asearan, y entregándoles unas capas con capucha para ocultar su identidad hasta que se presentaran.

(...)

Arriba de la tarima improvisada, se encontraban 5 encapuchados, tres chicas y dos chicos (lo sabían pues todos llegaron con el uniforme de Hogwarts y las capas le llegan hasta debajo de las rodillas), una chica dio un paso adelante, bajando la capucha. La mayoría del sector masculino quedó sin habla, pues la joven era bellísima, cabello pelirrojo ondulado con mechas negras, delgada, algo alta, unas cuantas pecas y unos impresionantes ojos azul cielo – Buenas tardes Hogwarts, mi nombre es Persephone Cedrella, pero me dicen Percy; y soy la primera hija de Arthur Weasley –

El nombrado se quedó mudo, iba a ser padre de una hermosa niña, sus amigos lo felicitaron, pues la chica era realmente linda.

Cedrella se la quedó mirando, tratando de averiguar quién era su madre – Mi nieta es bellísima – dijo con una leve sonrisa –

– Gracias abuela – sonrió sacando suspiros y una mala mirada de Arthur hacia ellos –

– Tenemos una hija, Arthur – exclamó orgullosa Molly–

Para nadie pasó desapercibido la mueca de Cedrella, pero antes de decir algo, su futura nieta habló antes – ¿quién dijo que yo era su hija? – dijo fríamente, mirándola con rencor –

Aquello dejó helada a la Prewett menor, así que molesta y preocupada habló – A mí no me hables así jovencita, está claro que eres mi hija, lo único bueno que hicieron tus tíos – diciendo lo último con asco – fue comprometerme con Arthur –

– Pues siento mucho romper sus ilusiones – dijo con un faltó lamento, generando risas de los que se supone que son sus hermanos detrás de ella – pero no existe ni existirá tal contrato –

Con eso dicho, los futuristas esperaron pacientemente a que la bomba estallara.

– La chica tiene razón, Molly – comentó Fabián – estaría contra las leyes familiares–

– Esas malditas leyes oscuras los contaminaron – exclamó enojada Molly – no hacen más que arruinar todo, mírense, dan asco por casarse al ser hermanos solo por seguir esas ridiculeces–

Todos los que siguen sus leyes familiares (en su mayoría sangre puras) se quedaron atónitos e indignados por tal falta de respeto hacia algo sumamente sagrado.

– ¡Margaret Agatha Prewett! – exclamó molesta Gabrielle – discúlpate en este preciso momento – ordenó –

– No me tengo porque disculparme por decir la verdad – mirándolos con odio –

– Sigues siendo una Prewett – siseo Fabián – y te guste o no te guste, yo soy el Lord, y harás las cosas por las buenas o por las malas – sacando la varita –

– Fabián – interrumpió la Prewett mayor –

Todos estaban atentos a lo que pudiera pasar, no se querían meter porque era una disputa familiar, pero alguien no pensaba lo mismo. Más por sus intereses propios y planes futuros, que por el bienestar de Molly.

– Mi muchacho, no veo la necesidad de reaccionar de esta manera – dijo con "preocupación" el director – no es algo tan importante –

"Oh no, no lo dijo..." pensaron con incredulidad la segunda generación.

Leyendo: La Verdad Sale A La LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora